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Huérfanos. Ese es el estado en que, por más de doce años, han estado más de 50 familias en la apartada vereda Caimital, ubicada en jurisdicción del municipio de Malambo. Con el pasar del tiempo, el 'peligroso' caudal del río Magdalena ha socavado cerca de 500 metros de orilla, destruyendo cultivos, viviendas y el poco patrimonio de los pequeños parceleros.

La realidad que afronta día tras día los habitantes de esta vereda no es para nada alentadora. Viven condiciones de vulnerabilidad e insuficiencia de servicios públicos, lo que se suma a la constante alerta por la posibilidad de que el estrecho camino –que sirve para ingresar a la vereda– siga desmoronándose.

Miguel Vargas, campesino de Caimital, contó las penurias que ha padecido a causa de la problemática que parece no cesar.

'Hemos pedido muchas veces ayuda al Gobierno central, a la Gobernación, a la Alcaldía de Malambo, para que nos auxilien porque el río ha acabado con nuestras tierras. Pero lastimosamente estamos solos', dijo el hombre a EL HERALDO.

También expresó que, a diario, viven 'una situación crítica', resaltando que debido a esta problemática lo han perdido todo: 'Antes contaba con 12 metros de suelo más para cosechar y garantizar el sustento de mi familia, ahora estoy de manos cruzadas'.