Precipitaciones frecuentes, fuertes vientos y niveles altos de oleaje son las características principales de la temporada de huracanes, que inició en la zona norte de Colombia desde el mes de junio e irá, según informaron las autoridades, hasta finales de octubre y comienzos de noviembre de este año. Aunque -advirtieron- las probabilidades de catástrofes o de impactos directos de estos fenómenos naturales son 'muy bajas' en el Atlántico.
Luego de un mes de que comenzara esta época de ciclones y vientos huracanados, cuyo punto más alto llega en septiembre, el Ideam, la Oficina de Gestión del Riesgo de la Alcaldía de Barranquilla y varios académicos de la región, expertos en este tipo de fenómenos, dictaron en la Universidad del Norte una serie de charlas y ponencias en torno a la prevención y a la preparación de las ciudades costeras ante una posible amenaza natural.
Para la Oficina de Gestión del Riesgo la preparación ante este tipo de eventos es 'fundamental', lo que se verá reflejado en 'menores afectaciones para la población'. Por eso, invitaron a la ciudadanía a mantener en buen estado las cubiertas de sus casas, a tener los desagües despejados y a no arrojar sedimentos o residuos sólidos a las calles.
'El Distrito de Barranquilla, a través de diferentes obras como la canalización de los arroyos, se ha ido preparando para estos fenómenos naturales y el aumento de lluvias. También están las obras de intervención para evitar la remoción en masa en ciertos sectores de la ciudad', indicó Ana Saltarín, coordinadora de la Oficina de Gestión del Riesgo de Barranquilla.
A pesar de su proximidad con el océano Atlántico y el mar Caribe, los niveles de riesgo del departamento del Atlántico son mínimos, así como de gran parte de la región. La excepción, el norte de La Guajira, con probabilidades más altas, y el archipiélago de San Andrés y Providencia, cuyo registro histórico ha reportado vientos huracanados y una naturaleza más propensa a este tipo de fenómenos.
'El impacto de los huracanes en la región Caribe no es tan significativo como en las otras. Las zonas que se han identificado con mayor exposición ante este fenómeno natural son el archipiélago de San Andrés y Providencia y el área norte del departamento de La Guajira. En el Atlántico, a pesar del bajo riesgo, no es que no pase completamente nada, sí hay otros efectos que no pueden dejarse de lado como la erosión costera', explicó Luis Botero, profesor del departamento de Física de la Universidad del Norte.
Según el académico, las estructuras que podrían verse afectadas por esta temporada de huracanes son principalmente los que tienen su infraestructura en la costa, como los muelles o los espolones. De igual forma, indicó que si las personas son 'imprudentes' pueden terminar siendo víctimas fatales debido a la peligrosidad del oleaje.
'La ventaja es que todos estos fenómenos pueden ser pronosticados, por lo que los ciudadanos y las autoridades tendrán el tiempo para estar informados y prevenir cualquier tipo de incidente', manifestó Botero.