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Jesús Peña se tomaba un café en el comedor de su casa en Sabanalarga media hora después de haberse levantado. En el desayuno compartía con su esposa las expectativas del viaje que emprenderían esa tarde junto con sus niños: una excursión para compartir en familia en un ambiente diferente y para romper la rutina de la semana.

En el mismo sector, pero dos casas después, José Meléndez esperaba con ansias la hora de partida del autobús que saldría desde su adoptada Sabanalarga a una Barranquilla turística, a la cual los habitantes de municipios cercanos admiran en época decembrina por sus iluminadas calles, parques, plazas y monumentos con el acostumbrado multicolor alumbrado navideño.

'Fui temprano al trabajo para que me diera tiempo de preparar todo lo del viaje. He estado muy emocionado', señala Meléndez.

Una lluvia repentina retrasaría por cuarenta minutos al viaje que saldría desde el municipio atlanticense y que recogería a otras familias en Baranoa y Galapa. Tras cesar la precipitación, el transporte organizado en conjunto por Gastón Tesillo y Wilfrido Pimiento, comenzó a rodar con cuarenta familias a bordo portando sonrisas y alegrías como ‘equipaje’.

'Es una forma sana y amena de esparcimiento para las familias a bajo costo, por tan solo $15 mil', dice Tesillo, quien al momento de la entrevista ya llevaba 17 recorridos realizados en esta temporada, a razón de cinco a seis por semana.

Wilfrido Pimiento va sentado en los primeros puestos del bus. Como organizador del viaje, se siente satisfecho por la emoción y la risa de los niños que van jugando sentados en el resto de lugares tras su espalda. 'Son ocho años haciendo este tipo de viajes para que las personas de Sabanalarga puedan ver y conocer lo que en su tierra no pueden encontrar', relata.