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Durante 24 horas, la familia de Juan Ulises Cárdenas vivió un calvario ante la imposibilidad de darle un último adiós. El octogenario hombre falleció en la intimidad de su vivienda, ubicada en el barrio Don Bosco de Soledad, sobre las 3:30 p.m. de este miércoles a causa de una isquemia cerebral que redujo considerablemente su capacidad motora.

En medio del dolor por el fallecimiento del hombre de 88 años, el desespero se apoderó de sus familiares debido a que no contaban con los recursos necesarios para costear su sepultura. Por esa razón, recurrieron a dos ventiladores para tratar de retrasar el proceso de descomposición del cuerpo.

A través de la línea Wasapea a EL HERALDO, sus familiares indicaron que el fallecimiento 'trataron' de declararlo como sospechoso para COVID-19, aun cuando no había presentado síntoma alguno con esta enfermedad.

 'Un médico lo quería declarar como fallecido por COVID-19 para poderlo recoger, pero nosotros no aceptamos porque su muerte se presentó por otra patología', aseguró Darlis Cárdenas, sobrina del fallecido.

De inmediato, los familiares iniciaron las gestiones correspondientes ante las autoridades locales para expedir el correspondiente certificado de defunción. Con el documento en mano, tocaron varias puertas para brindarle un último adiós a Juan Ulisés, sin encontrar respuesta alguna.

Ante este panorama, la humilde familia recurrió a sus vecinos y amigos más cercanos para tratar de recolectar el dinero que una funeraria les cobró para proceder al sepelio del hombre y evitar que siguiera descomponiéndose en su habitación.

Tras conocer el drama de esta familia, la Alcaldía de Soledad brindó apoyo a los familiares para la compra del ataúd y la consecución de una bóveda para su sepultura en la tarde-noche de este jueves.