Los enfrentamientos en el interior de la Universidad del Atlántico vuelven a recrudecerse en la antesala del proceso electoral para la escogencia al representante de los estudiantes ante el Consejo Superior y otros órganos colegiados.
A causa de la pandemia, los salones y pasillos ya no albergan las acaloradas confrontaciones entre los integrantes de distintos movimientos estudiantiles. Ahora, las redes sociales se han convertido en espacios para 'el hostigamiento y la estigmatización' de algunos miembros de la comunidad universitaria.
'Pensar distinto en el interior de la Universidad del Atlántico es un pecado. Hay estudiantes y docentes que tienen intereses marcados, que emprenden campañas de odio para desprestigiar a sus contrarios', asegura Rafael Martínez, estudiante de séptimo semestre de sociología.
El joven recordó que durante los tres meses que se extendió el último paro indefinido se registraron varios enfrentamientos físicos y verbales entre los estudiantes que estaban a favor y en contra del cese de actividades.
Uno de los episodios más violentos se presentó en la tarde del 20 de enero, en la antesala de una asamblea multiestamentaria. Cuatro personas resultaron con heridas en medio de una gresca por 'infiltraciones de personal externo' a la alma mater.
Ante este tipo de situaciones, el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo ha evidenciado un 'escalamiento de las violencias' –tanto física como simbólica– en el interior del principal centro de educación superior del departamento.
Según lo expuesto en el documento –que se encuentra vigente desde 2018 y fue actualizado en agosto de este año– la Universidad del Atlántico es un punto de interés para los grupos armados ubicados en el Área Metropolitana, quienes se disputan el control territorial sobre las economías ilícitas (ver recuadro) y entorpecen las protestas estudiantiles.
'Actores en la sombra, que se esconden detrás del nombre de Águilas Negras han llevado a cabo una persecución y estigmatización del pensamiento político de izquierda en la universidad', indicó.
El organismo vigilante de los derechos humanos también expuso que en la Universidad del Atlántico se vive un 'ambiente polarizado de violencia simbólica y cada vez mayor estigmatización del pensamiento político'.
Puso de presente que en la alma mater se observan discursos y prácticas para deslegitimar y descalificar a los otros, justificando así la violencia o la vulneración de derechos, utilizando señalamientos descalificativos tales como 'guerrillero, mamerto o paraco'.