Compartir:

Dayana Pérez se ríe de sus desgracias. Y eso no quiere decir que esté contenta con la vida que le tocó. Ella sabe que, en ocasiones, la pobreza se romantiza y que una cosa es querer salir adelante y otra lograr hacerlo.

Cuando iba a cumplir 14 años le detectaron un 'problema en los ojos': glaucoma. Desde ese tiempo supo –porque se lo dijo el oftalmólogo– que llegaría un día en el que no volvería a ver. No podían operarla porque ya estaba muy avanzada la enfermedad y, a esa edad, le tocó abandonar el colegio porque le dijeron que si seguía estudiando, perdería más rápido la vista. Tenía 14, y ya la vida y ella caminaban a destiempo. Apenas cursaba tercero de primaria.

A su madre, cabeza de hogar, le tocó mudarse muchas veces por las precarias condiciones económicas. Y en medio del ir y venir, a Dayana le tocó dejar la escuela en varias ocasiones, desnivelando la edad con el curso, hasta que un día no pudo volver más.

La familia de Dayana Pérez, que hoy tiene 26 años y dos hijos, hace parte del 54,2% de la población en el país que vive en inseguridad alimentaria, según cifras de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia. Aunque para ella 'con o sin pandemia el hambre es la misma', los resultados de la Encuesta Pulso Social del DANE revelan que esta ha aumentado durante la cuarentena.

En el informe publicado en agosto de 2020 se señala que tras el aumento de la tasa de desempleo de 6 puntos porcentuales, respecto al mismo mes del año pasado, se ha acelerado de manera significativa el número de afectados por hambre.

'Antes de la cuarentena, el 88,9% de las familias podían consumir tres comidas al día. Ahora, solo el 68,1% de los hogares colombianos disfrutan las tres comidas, el 29,2 % comen dos veces al día y el 2,6% una vez al día', se lee.

‘Bajemos la bandera del hambre’