'Anoche no pudimos dormir. El miedo se apoderó de todos nosotros por los extraños ruidos que hacían el mar y el río. Pensamos que todo iba a desaparecer'. Así comenzó Roque Miranda, un habitante de Puerto Mocho, su relato sobre las 'eternas horas' vividas la noche del lunes festivo cuando el cielo se cargó de nubes negras y por momentos se iluminaba con descargas eléctricas.
Miranda contó que desde el sábado comenzaron a sufrir las consecuencias del paso de Iota por el mar Caribe. El nivel del mar cubrió totalmente la playa y se metió en los quioscos habilitados para los visitantes. A esto se sumó la lluvia que cayó durante más de 14 horas.
El domingo el panorama fue desolador. El agua llegó hasta los restaurantes, las olas eran más altas y ya nada se pudo hacer con los alimentos perecederos que habían comprado para el fin de semana. 'Todos pensamos que sería un puente festivo de buenos ingresos, para empezar a salir de la crisis que nos ha dejado el coronavirus', manifestó con una evidente tristeza en su rostro.
Pero lo peor para los habitantes de Puerto Mocho estaba por llegar. El lunes festivo el mar aumentó aún más su nivel y alcanzó a cubrir la totalidad de la zona. En horas de la noche la situación empeoró y varias familias abandonaron el lugar por temor a una tragedia.
'Cinco familias se fueron con miedo de lo que podía pasar. Eran familias que tenían niños y pensaban que el mar se iba a meter con tanta fuerza que todos íbamos a desaparecer. El ruido era horrible y preferimos no dormir', relató Miranda.
Las consecuencias por el paso de Iota no se hicieron esperar: los restaurantes perdieron los alimentos preparados para los visitantes, los pescadores la producción del día y los caseteros han permanecido con los brazos cruzados.
'El agua se metió y se llevó hasta los calderos. Fue poco lo que nos quedó en las casas, pero lo más triste es que estamos sin trabajo', contó Miranda mientras señalaba el avance del mar sobre un extremo de Puerto Mocho.
Gertrudis Morales, quien trabaja en uno de los restaurantes de la zona, dijo que el mar se llevó todo a su paso, inclusive la esperanza de superar antes de diciembre la crisis generada por la pandemia de la Covid-19.
'Apenas estábamos comenzando a respirar de la crisis por el coronavirus y ahora se viene esto. Ya no tenemos a quién prestarle para levantar la cabeza', manifestó la mujer.
Morales aseguró que los dueños de los restaurantes y los quioscos están esperando que el agua descienda, lo que espera que ocurra pronto para volver a sus actividades; sin embargo, afirmó que tienen un camino muy difícil por recorrer, porque los recursos son pocos para salir de la crisis.
De inmediato hizo un llamado a la Alcaldía de Barranquilla para que haga presencia en Puerto Mocho y verifique los daños causados por la marea que provocó el paso de Iota por el mar Caribe. También lanzó un SOS para que los ayuden a retomar sus actividades y salir de la crisis.