La noticia del regreso a las aulas fue recibida con gran satisfacción por la mayoría de los habitantes de Pitalito, el corregimiento de Polonuevo que se convierte en el primer territorio del Atlántico en medirse al reto de educar en medio de la pandemia, aun cuando el virus no da tregua.
Yulenis Orozco es madre de tres estudiantes de la Institución Educativa Nuestra Señora del Rosario, el colegio que este martes abre sus puertas para recibir a 240 estudiantes que, como la mayoría en el mundo, estuvieron casi un año recibiendo formación virtual.
Orozco, realista de la dificultad que tiene para enseñar a sus hijos y de las carencias tecnológicas que enfrenta su hogar, firmó la autorización para que los menores regresen este dos de febrero a recibir su programa académico bajo el modelo de alternancia, el cual combina sesiones físicas con trabajo desde casa.
'Para mí no fue fácil ayudarlos en sus tareas, no tengo la formación de un profesor, hay cosas que no entiendo y tampoco contábamos con los recursos de un computador', contó Yulenis.
Un celular de media gama, usado por el papá de sus hijos para trabajar, fue la misma herramienta que utilizaron en el hogar de los Orozco para cumplir con las tareas que requerían en los cursos de transición, noveno y décimo grado. Sin embargo, la tarea más difícil era conseguir que la recarga de datos alcanzara para conectar a los tres estudiantes a la red de Internet.
A raíz de estos apuros, Edia Charrys también respaldó la idea de que su hija retomara su aprendizaje desde las aulas de la institución educativa.
'Aunque mi hija ganó el año, yo siento que no fue una buena preparación la que recibió desde casa, a nosotros nos tocó con un celular y tocaba recargar, a veces cuando había era de cinco mil y diez mil para que pudiera hacer sus investigaciones', relató Charris.