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Es una escena plagada de dolor y desesperación que se repite a las afueras de casi todas las clínicas y hospitales. Un momento marcado por la angustia y la frustración generadas por la imposibilidad de conseguir un cupo en alguna unidad de cuidados intensivos.

Una agotadora lucha contra el tiempo, aquel que corre a toda prisa mientras el silencioso virus sigue avanzando con precisión, dejando serias secuelas en el huésped que ahora habita.

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Es un recurso valioso para salvar una vida. Por eso no es un esfuerzo en vano. Tocan y tocan puertas en búsqueda de una respuesta: encontrar un cubículo para trasladar a su ser querido, con toda la esperanza puesta en su recuperación.

Esa ha sido la motivación que Addy Blanco Consuegra ha tenido durante los últimos días para hallar –como si se tratase de una aguja en un pajar– una cama de cuidados intensivos para su madre, Victoria Consuegra de Blanco, quien el último día de marzo fue diagnosticada como paciente positivo para covid-19.