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Los 1.250 habitantes del corregimiento de Chorrera, en jurisdicción de Juan de Acosta, esperaron más de 200 años para ver cumplido el sueño de recibir el servicio de agua potable. Se les hizo realidad en 2015, pero después de cinco años comenzaron a vivir una pesadilla por las fallas en el suministro del líquido.

El desespero los llevó a presentar quejas, a realizar protestas y hasta bloquear vías para reclamar por un derecho que ya creían ganado. Chorrera se estaba muriendo de sed, pese a tener el suministro del Acueducto Regional Costero.

La Gobernación del Atlántico junto con la empresa Triple A revisaron el caso y descubrieron que las fallas en el suministro obedecían a las conexiones ilegales que estaban alimentando, por ejemplo, centros recreacionales, fincas, hoteles, construcciones y caballerizas. En pocas palabras, los habitantes de Chorrera se 'morían de sed' por el robo de agua.

Ante esta situación organizaron un operativo conjunto con la Policía y operarios del Acueducto Regional Costero para desconectar las acometidas instaladas para captar el agua de manera irregular.

En la primera jornada fueron desmanteladas cuatro instalaciones en el sector que comunica al corregimiento de Chorrera con el municipio de Usiacurí.

En esta zona grandes predios estaban conectados al sistema del Acueducto Regional Costero que bombea hacia las cabeceras municipales aledañas.

Para que el servicio llegue a estos corregimientos es necesario que se realicen seis bombeos desde la estación Delicias en Barranquilla; es decir, un gran esfuerzo para lograr que el agua llegue a toda la comunidad, pero que se estaba viendo truncado por las conexiones ilegales.