Los sepelios de reconocidas figuras de Barranquilla también llevan inmortalizado el nombre de la funeraria Jardines del Recuerdo de la calle 53. La mansión, declarada bien de interés cultural y construida hace más de un siglo, significa una de las obras más importantes de la ciudad por poseer características de la arquitectura renacentista y por su criterio en la arquitectura neoclásica.
Esta propiedad que data de 1920 se convirtió en el elemento residencial más representativo del sector por ser la primera vivienda y el primer lote adjudicado en venta en El Prado. Fue diseñada por el arquitecto Molina Malleu junto al español Alfredo Badenes y construida por Luis Gutiérrez De La Hoz. Su primer propietario fue el ciudadano de origen alemán Paul Grosser, un industrial radicado en Barranquilla. Más tarde pasó a manos del venezolano Tirso Schemell, propietario hasta 1939, fecha que fue vendida a Alberto Marulanda.
Fue hasta 1976 que dejó de ser residencial para convertirse en la casa funeraria más reconocida de la ciudad. Ilustres personajes como el cantante Rafael Orozco, dirigentes políticos y líderes empresariales fueron velados en esta mansión adquirida finalmente por Consultores Funerarios de Barranquilla Ltda.
El escenario de 'famosas y recordadas velaciones' hoy es un inmueble sumergido en la desidia por cuenta del abandono del propietario y de las deudas por impuesto que la llevaron a un embargo, a una posterior subasta por parte del Distrito de Barranquilla y un acuerdo de pago.