Compartir:

El Paseo Bolívar huele a nuevo por estos días. ‘Robertico’ y ‘San Nicolás’ (conocido como Volpe), dos edificios que durante mucho tiempo estuvieron echados a su suerte y sin ninguna utilidad para la ciudad, volvieron a abrir –¡con todo!– sus puertas. Esta vez lo hicieron por lo grande, completamente ‘vestidos de gala’ y siendo el techo donde, de ahora en adelante, se cumplirán los sueños de más de 300 vendedores que antes ocupaban los andenes de este icónico, nutrido y concurrente sector de Barranquilla.

Los otrora comerciantes informales no caben de la dicha. Se les nota en el rostro, en sus palabras, en sus gestos. Y ahora están que saltan en un solo pie. Hace mucho que –a raíz de su labor– se sentían un motor importante en la economía de la capital del Atlántico al ofrecer una diversidad de productos a precios accesibles, pero su rol nos los llenaba del todo. Les faltaba título, un remoquete más vistoso y un lugar más digno, argumentos más que obvios para que la sociedad los dejara de mirar por debajo del hombro y no valorara del todo su trabajo. Todo por el hecho de desarrollarse en la mismísima calle, la misma calle que así como les daba les quitaba.

Esta vez ya no habrá amarguras ni malos ratos para que les pueda ir bien. Con la habilitación, adecuación y embellecimiento de dos vistosas edificaciones, los comerciantes del Centro podrán tranquilamente vender ininterrumpidamente sin estar pensando en que la lluvia les dañara la materia prima.

Además, lo harán en espacios más cómodos, con bodegas para guardar sus productos y locales limpios y organizados para que el cliente se sienta más seguro y motivado a comprar, una serie de buenas nuevas que los tienen esperanzados para los objetivos que se han trazado a mediano plazo.

'Es una felicidad inmensa. Esperamos 10 años esto y gracias a la gestión del alcalde se nos cumple un sueño que deseábamos hace rato. Este es un proyecto grandísimo que permitirá que las cosas cambien para nosotros los vendedores, ya no tendremos que poner plástico y estar pendiente al agua, sino que será diferente y la vida nos va a cambiar para bien', manifestó Marcel Caballero.