La casona de arquitectura colonial, que consagra la memoria del más importante de los héroes de la independencia, también es uno de los tesoros más preciados por los soledeños.
La Casa Museo Simón Bolívar, situada en plena plaza de Soledad, propiedad de Pedro Juan Visbal, fue una de las últimas moradas del libertador, de ahí su valor histórico.
Sus amplios ventanales y corredores, enmarcados en grandes arcos y sostenidos por gruesas columnas de mampostería, sobresalen en medio de la modernidad que hoy rodea a la plaza del municipio.
'En ese momento era de las pocas viviendas de dos pisos que existían en la región', cuenta el arquitecto Ignacio Consuegra.
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Eso refleja la importancia y el carácter de la edificación; además, la jerarquía que ejercía su propietario entre los vecinos. Lo que permite afirmar que era un sitio de alta categoría.
En 1937 entró en ruinas, según lo documenta el Ministerio de Cultura, por lo que requirió una gran intervención. En ese momento se desmontaron los balcones y el entrepiso de madera, por lo que fue necesario reemplazar por material de concreto.
33 años después, durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, la edificación logra ser declarada Monumento Histórico Nacional, a través del Decreto 390 de 1970.
'Las casas museos son en mayor parte inmuebles históricos que han sido rehabilitados y adaptados para estos requerimientos, por lo tanto tienen un valor agregado, tienen la capacidad de mostrarnos y contarnos la intimidad de la propia casa, las cotidianidades de sus habitantes ilustres y nos dan al mismo tiempo una reseña de lo que era vivir en determinada época', eso dice la investigación de los antropólogos Lázaro Cotes Cotes y Johnny Meca Ospina sobre el museo.
La historia de esa intimidad, según los antropólogos, ayuda a entender condiciones sociales y circunstancias del pasado.
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Custodia el patrimonio
La Casa Museo de Soledad custodia un patrimonio que no solamente es material por los muebles, ajuares, atavíos, sino inmaterial cuando se refiere a los usos, hábitos, roles y gustos.
'Lo primero que hay considerar es que la casa como tal es la primera pieza de exhibición del museo, ahí radica su importancia', destacó Lázaro Cotes.
Grave estado
Sin embargo, la 'invaluable' pieza en la actualidad se encuentra en desuso.
Según Fernando Ferrer, miembro del consejo asesor del museo de Soledad, el grave estado del inmueble, que se agudizó por el cierre obligatorio que demandó la pandemia, impide que pueda ser visitado.
La falta de mantenimiento, dice Ferrer, se evidencia en cada rincón del lugar, que alguna vez fue morada del libertador.
'El comején y los murciélagos se han instalado en el museo ante la vista de los responsables'.
Una mesa, que hacía parte de la exhibición que se adquirió en el 2017, habría quedado a expensas del comején.
'La humedad también ha penetrado las paredes, los entramados de madera están afectados, lo que podría provocar un desplome'.
El gigantesco árbol de ceiba, eje central del museo, tiene sus ramas y raíces enfermas, lo que implicaría otro factor de riesgo para la infraestructura.
'La caída de una rama puede ocasionar más daños. Ese árbol debió ser intervenido desde hace tiempo, no esperar a que llegara a estas circunstancias', insistió el veedor cultural.
Daños estructurales, en aires acondicionados y pintura, se suman a la lista de daños que sufre el museo. Eso sin contar con la falta de acceso que tiene la casa museo para las personas en condición de discapacidad, aunque existe un ascensor 'nunca ha funcionado'.