Piscinas, jacuzzis, puntos de abastecimiento para la crianza de animales, sistemas de riego para sembradíos y hasta jagüeyes artificiales, en gran parte se llenan hoy con agua obtenida de manera ilegal a través de la red de suministro de agua potable de la empresa Triple A que pasa por zonas rurales del Atlántico.
Así lo reveló Sneider Lobo, director de Irregularidades de Triple A, encargado de la dura tarea de detectar a los defraudadores, en compañía de un equipo de 15 empleados operativos y un acompañamiento policivo permanente. Este último en relación a que muchas veces, a pesar de que es detectado un procedimiento irregular, los responsables se van por las vías de hecho, según el funcionario.