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En el transcurso de este año se han registrado al menos cinco casos donde estudiantes de colegios del departamento habrían dado a consumir fármacos no medicados a otros compañeros, de manera 'malintencionada', sin advertir las consecuencias. La práctica —que estaría siendo reiterativa— ha detonado efectos adversos como intoxicaciones en menores de edad. 

El acontecimiento más reciente de este tipo se presentó en el colegio Germán Vargas Cantillo, ubicado en la localidad Metropolitana de Barranquilla. Allí, una joven de octavo grado habría terminado con síntomas de intoxicación, tras consumir cierta cantidad de fármacos antidepresivos, suministrados por otros compañeros del plantel. 

Casos similares han ocurrido en los municipios de Juan de Acosta y Piojó donde —a manera de broma— estudiantes habrían suministrado a otros compañeros una bebida gaseosa mezclada con viagra. 

De acuerdo con la psicóloga clínica y docente de la Universidad del Norte, Irene Polo, en estos casos 'no se está considerando el bienestar del otro' y, como primeras acciones a ejecutar en los planteles, sugiere la identificación de la procedencia y método de adquisición de cada fármaco. 'Es importante que las instituciones inicien investigaciones sobre cómo los consiguió un menor', dijo.

Sobre este tipo de prácticas, el médico internista e infectólogo Álvaro Villanueva enfatizó en que los jóvenes 'están en peligro de sufrir los efectos secundarios de estas sustancias' que, aseguró, pueden ser leves, moderados o graves. 

'Los medicamentos para la disfunción sexual y otros fármacos, como los antidepresivos, pueden ocasionar efectos serios. Peor cuando no se dosifican, ni se controla su utilización', ratificó. 

Por su parte, Julia González Puertas, docente de toxicología de la Universidad del Atlántico, explicó que el consumo de fármacos no medicados podría causar sobredosis e intoxicación en los jóvenes, con posibilidad de desenlaces fatales, en caso de consumir medicamentos antiarrítmicos, anticoagulantes o anticonvulsivantes.