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Sus rasgos y rastros no se pierden. Las mujeres indígenas mokaná del Atlántico continúan en la lucha por salvaguardar las costumbres y legados que obtuvieron de sus ancestros y buscan dejar en sus descendientes.

Política, cultura y trabajos sociales son algunos de los escenarios que poco a poco se han ido tomando con el fin de visibilizar su labor y los procesos que se vienen adelantando dentro de esta población que está dispersa en los diferentes municipios del departamento.

La casa de María Antonia Martínez, ubicada en Tubará, es el lugar de encuentro de artesanas que trabajan el totumo y tejido para canalizar energías y generar ingresos que les permitan llevar el sustento a sus hogares.

'Yo comencé a reunir a los artesanos en mi casa, realizábamos nuestro trabajo, pero no teníamos una identidad definida. Por eso comencé a buscar mis orígenes, de dónde venía y me reconocí como una auténtica mokaná. Eso cambió todo', contó Martínez.

Desde ese momento, la cosmovisión de su etnia se apropió e inició procesos de formación con más de 10 mujeres del municipio y un semillero para generar en los niños el interés hacia las labores artesanales y ancestrales.

'Comencé a empoderarme y trabajar para que la cultura de mis antepasados no muera en Tubará. Pienso que la figura de la mujer es importante porque nuestra mayor responsabilidad es enseñar a los demás lo que nos fue heredado', aseveró.