En toda una polémica se ha convertido el anuncio de la Alcaldía Municipal de Manatí de realizar allí las corralejas el próximo mes de diciembre, en el marco de las fiestas patronales de la Inmaculada Concepción.
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Las corralejas en este municipio, del sur del departamento, son una tradición de más de 70 años, y escasas veces se ha suspendido su realización por motivos puntuales como las inundaciones de 1984, 2010 y 2011, y la declaratoria de pandemia por covid 19 en 2020, o por sucesos en el marco de la celebración como en 2008 cuando hubo un accidente pirotécnico que dejó personas heridas.
Margarita Solano, quien tiene 71 años de edad, dice que desde que ella existe ya esas fiesta se celebran, que son muy alegres y que solo se han dejado de hacer en un par de oportunidades. Asegura que son unas celebraciones concurridas, pues las mismas atraen gente de otros municipios y hasta de departamentos vecinos.
Dice que si bien es un hecho cultural, en esta ocasión deberían de suspenderlas porque ya las aguas lluvias han comenzado a inundar las calles y los campos del territorio manatiero.
De acuerdo con el anuncio de la Administración, las corralejas se realizarán entre el 7 y el 11 de diciembre; de hecho, ya ha comenzado a levantarse la estructura que servirá de escenario para el espectáculo, que muchos consideran divertido y otros lo rechazan definitivamente.
Para Yina Cantillo, concejal de Manatí, las corralejas deben suspenderse porque el municipio está afectado por las lluvias, y muchos campesinos sufren por la pérdida de sus proyectos productivos.
'No desconocemos el arraigo cultural que tienen estas celebraciones, pero creo que al alcalde le falta ser un poco solidario con su gente, en especial con los campesinos cuyos campos están bajo el agua', sostiene Cantillo.
Precisamente, Freddy Cantillo, líder campesino del Sur del Atlántico, dice que Manatí y municipios vecinos 'están a las puertas de una catástrofe similar o peor que la vivida en 2010', cuando esa subregión del departamento fue afectada por el ingreso de las aguas del Canal de Dique tras la ruptura del jarillón en Santa Lucía.
'Estamos en alerta. Manatí no aguanta un aguacero más. Le estamos advirtiendo al alcalde que le preste mayor atención a esta situación, pero está empecinado en esforzarse más en la realización de las fiestas', dice el líder campesino.
'Es una tradición, pero creo, o mejor dicho lo digo con plena seguridad, que debemos ya alejarnos de esas costumbres que si bien son muy populares, exponen la vida de las personas', sostiene Hanner Solano, oriundo de Manatí.
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Dice que muchas veces las personas (siempre son varones), son incentivadas a saltar a la arena por el licor y por la necesidad económica, exponiendo sus vidas por unos pocos billetes que les lanza el público apostado en las graderías.
'Son personas, para mí, irresponsables, pero además está la parte animalista, exponen, maltratan y matan a los animales sin justa causa '.
Pero a diferencia de estas personas, hay otros habitantes de Manatí y otros municipios de esa zona del departamento que apoyan la realización de las corralejas, y están esperando la fecha para disfrutar del espectáculo.
'A mí me encantan las corralejas, y sí estoy de acuerdo con que se realicen este año. Eso es algo que uno espera todos los años', dice Gladis Cepeda, una joven de Manatí que asegura que está a la espera, como todos los años, de que llegue el día para disfrutarlas.
A su turno, la gobernadora, Elsa Noguera, recalcó que si bien los alcaldes son autónomos de decidir o aprobar la realización de las corralejas, ella –desde su despacho– ha invitado a los mandatarios municipales a abstenerse de hacer dichas celebraciones.
'Reiteramos el llamado al alcalde de Manatí, Evaristo Oliveros, para no lleve a cabo el evento taurino', escribió la mandataria departamental en su cuenta de twitter.
