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El acelerado urbanismo, la agricultura, la ganadería e inclusive la minería están acabando con los bosques en el Atlántico. Así lo refirió Yani Aranguren, bióloga, investigadora y directora del Centro de Investigación Adaptia de la Universidad Simón Bolívar, tras la alerta lanzada por la viceministra de Ambiente, Sandra Vilardy, sobre la alta pérdida de cobertura boscosa y de la biodiversidad en este departamento, el más afectado de la región Caribe por el deterioro de sus ecosistemas.

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Indicó que si bien el departamento cuenta con áreas protegidas, estas son pocas, muy pequeñas y se encuentran fragmentadas. Es decir, no hay una interconexión entre ellas y no existe un corredor ecológico que las una, que propicie el flujo y bienestar total de las especies características de estos entornos.

'La situación del Atlántico es crítica teniendo en cuenta la condición de la biodiversidad y del clima que estamos viviendo ahora, porque la pérdida del bosque significa una reducción de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, dejando en peligro la conservación del recurso hídrico y de los suelos. Incluso, varias de las problemáticas que tenemos en el departamento de inundaciones y deslizamientos tienen que ver con la falta de una cobertura vegetal que soporte esa dinámica hidrológica que ocurre año tras año y que se empeora con los efectos del cambio climático', dijo.

Explicó que los municipios con menor cobertura arbórea son Candelaria, Ponedera, Sabanagrande, Soledad, Santo Tomás, Palmar de Valera y Polonuevo. De igual manera, los que han sufrido mayor afectación por cuenta de la deforestación en los últimos años son Luruaco, Sabanalarga, Repelón, Puerto Colombia, Usiacurí y Tubará.