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La tusa que vivió Rafael Manjarrés, un humilde habitante de la Jagua del Pilar, en un frío cuarto de la capital cuando apenas era un pichón de abogado tuvo que ser dolorosa. Solo, con el corazón roto, impotente y sin calor reparador de sus hermanos provincianos tenía que masticar sin chistar que –por más que quisiera– no podía volver a su tierra, visitar a sus amores, parrandear con sus amigos y cantar hasta el amanecer.

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Era –como cientos de miles más– un costeño con limitados recursos económicos que un día sus viejos, con lo poco que tenían, lo mandaron a Bogotá, la gran urbe, para que estudiara y se codeara con lo mejor de lo mejor del país y, así, con el paso del tiempo, algún día salir adelante y ser un tipo de esos prósperos y de traje que se regodea prósperamente en Bogotá.

La historia no terminó así. La ausencia sentimental de ‘Rafa’ se convirtió en el himno del Festival de la Leyenda Vallenata y, de paso, si se analiza con detenimiento, también en la crónica musical de millones de costeños que, principalmente, desde los años 60, ante la débil oferta institucional superior que había en la Costa Caribe, se trasladaban al interior del país para seguir formándose académicamente. Lastimosamente, muchos otros, por cuestiones económicas, ni siquiera pudieron intentarlo.

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El éxodo ha continuado, pero ya no se debe a las carencias de antes. La región Caribe, que tuvo en el Colegio-Universidad de Pinillos y la Universidad de Cartagena, por allá en los 1800 y pico, sus primeras bases de educación superior, se empezó a estancar con el pasar de las décadas.

Sin embargo, historiadores y académicos coinciden en que Barranquilla, tras la creación (1941) de la Universidad del Atlántico, un logro histórico de Julio Blanco, empezó, de a poco, a convertirse en la capital universitaria de la región.

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Por aquellos años, según está documentado en la revista Huellas, el centro de educación tenía como objetivo inicial la formación de ingenieros químicos, farmacéuticos y técnicos químicos para que los jóvenes participaran activamente del desarrollo de la Costa.

Pero su visión no se estancaba ahí. Era futurista . La capital del Atlántico, según Blanco, podía aspirar a convertirse en el eje educativo de toda una región porque, entre otras cosas, recibía con los brazos abiertos a todos los contingentes de inmigrantes que se asentaban en La Arenosa.

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'Blanco soñaba que la universidad barranquillera debía tener una proyección regional, más aún que la entidad que fundó debía llamarse con el tiempo Universidad Politécnica del Caribe. Yo pienso que en la actualidad Barranquilla ha dado pasos gigantescos desde entonces. Barranquilla es una ciudad universitaria, con una población estudiantil numerosa y representativa de toda la región, con un crecimiento tanto físico y arquitectónico moderno. Pero, sobre todo, es una urbe que muestra un desarrollo notable de académicos e investigadores de mucho nivel que la han convertido en una ciudad universitaria de referencia en el país y en el Caribe, llevando más lejos la idea inicial del filósofo Blanco', señaló Jesús Ferro Bayona, quien dirigió la Universidad del Norte durante 37 años.

Barranquilla, que en la actualidad cuenta con seis universidades históricas, le empezó a brindar a los guajiros, cesarenses, cordobeses, sucreños, magdalenenses, bolivarenses y atlanticenses una oferta descentralizada a los habitantes de la Costa sin descuidar las exigencias de alta calidad que se requieren en las facultades.

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'La educación universitaria en Barranquilla ha logrado que se formen profesionales de excelencia sin tener que ir a otras universidades en el interior del país como pasaba en los años 60 del siglo pasado, con los costos de desplazamiento que ello acarreaba además. Las posibilidades efectivas de seguir estudios universitarios en la ciudad han fomentado a su vez en nuestros profesionales un gran sentido de pertenencia y de compromiso con el desarrollo de la Costa. Esos logros se comprueban en la medida en que grandes y medianas empresas de producción se han instalado en la ciudad', agregó Bayona, quien aseguró que no se ha hecho el balance ni el reconocimiento adecuado y justo del desarrollo cultural, científico y social que 'las universidades barranquilleras le han aportado al cambio que ha tenido la ciudad en menos de 50 años'.

La sabiduría de los jóvenes que se han profesionalizado en la academia barranquillera es tal que, según José Consuegra Bolívar, rector de la Universidad Simón Bolívar, sus conocimientos ayudaron a salvar cientos de vidas durante la pandemia del coronavirus en la ciudad.

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'Hay que destacar, igualmente, los proyectos de extensión que abordan necesidades sociales, así como la alianza con el sector estatal y el empresarial que permite soluciones efectivas en coyunturas de grandes dimensiones, como pasó con la pandemia de covid-19, cuando la amplia base de conocimientos científicos adquiridos fue clave para el apoyo a las entidades territoriales y a la comunidad en el manejo de la pandemia, al facilitarse una sinergia que coadyuvó a los esfuerzos de la sociedad para sobreponerse a estos duros momentos', contó el académico.

Consuegra, quien lidera el alma mater que bajo el árbol de una casona del barrio El Prado, en marzo de 1973, acogió a sus primeros estudiantes, consideró que en el contexto de la región Caribe, Barranquilla se ha consolidado como epicentro de la educación superior, con una oferta institucional variada, oportunidades de acceso y, sobre todo, condiciones de alta calidad.

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'Hoy, Barranquilla y su área metropolitana cuentan con 18 instituciones de educación superior (IES), además de las que tienen domicilio (26) en otras ciudades y ofertan programas acá, que atienden a una población estudiantil no solo a nivel local sino proveniente de otros departamentos del Caribe, quienes han encontrado en la capital atlanticense una opción para concretar su proyecto de vida. En 2022 se registraron 133.719 matriculados (fuente SNIES)', explicó Consuegra Bolívar.

Además, según el rector, la región se ha consolidado como una fuente importante de proyectos y ejecuciones científicas y tecnológicas en el país, con resonancia en el orden internacional, y un importante medio y espacio para jalonar el desarrollo integral de la sociedad, gracias a la labor que se realiza desde las universidades y las alianzas con el empresariado y el sector estatal, que han permitido impulsar el desarrollo local.

De acuerdo con el Ministerio de Educación, en B/quilla el 51,3 % de jóvenes bachilleres ingresan a educación superior, otra cifra que ratifica el buen semestre que goza la ciudad.