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A punto de cumplir los primeros seis meses de su tercer período como gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, marca las líneas gruesas de lo que será su impronta. Sabe que no puede perder ni un minuto, cuando las exigencias de los tiempos que corren, tan dinámicos como desafiantes, requieren saltar de los proyectos de transición energética a los de conectividad vial sin dejar atrás los de desarrollo productivo amarrados al turismo o al sector agroindustrial, ni tampoco los de educación para sumar más cupos universitarios, casas de cultura y centros de innovación y transformación digital.

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En el ADN de cada una de las iniciativas de su ‘Atlántico para el Mundo’, aparece un elemento común: la sostenibilidad que aúna los ejes programáticos del quehacer de su administración. Como no podría ser de otra manera, bajo la tutela de la experimentada secretaria de Planeación, Cecilia Arango, mano derecha de Verano, capaz de armar como un rompecabezas la realidad del departamento. Dupla determinada a instalarnos en el futuro, construyendo de manera articulada el presente, para reducir nuestras aún intratables brechas sociales, incorporando la autonomía regional como un inédito motor para acelerar la marcha. Esta es su visión de cómo avanzan.