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Una serie de intimidaciones a través de llamadas telefónicas, mensajes vía WhatsApp, entregas de panfletos y ataques contra sus vehículos ha sido el método de presión ejercido por un supuesto grupo criminal que busca el pago de una millonaria extorsión de la empresa Lolaya.

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Ante este panorama, los conductores de esta compañía –que cubre rutas de transporte de personas en Barranquilla y su área metropolitana– decidieron suspender sus actividades en la mañana de este miércoles para exigir acciones por parte de las autoridades.

Uno de los trabajadores afectados aseguró a EL HERALDO que se encuentran en paro debido a las “constantes” amenazas y ataques contra los buses, que podrían terminar en afectaciones a su integridad.

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Aseguró que si bien las autoridades han realizado charlas, no se han adoptado “medidas concretas” y por ende se encuentran a la espera de indicaciones de los directivos para saber cuándo retomarán las labores.

“La verdad es que estamos afrontando una situación bastante difícil desde hace unos días, luego de que a la empresa llegara un panfleto. Entonces nos pusimos todos al pendiente del caso. Primero tiraron piedras a uno de los buses en la misma nevada y este fin de semana que pasó fue un atentado a un compañero de nosotros, el cual se dirigía al taller, y creo que fueron cuatro tiros que le propinaron al vehículo”, añadió.

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Los conductores han sido enfáticos al solicitar que se garanticen las medidas necesarias para continuar prestando el servicio a las decenas de usuarios que necesitan transportarse diariamente a través de sus rutas.

“Es preocupante la situación; entonces, tomamos la decisión de no salir a trabajar porque nos vemos en esa obligación, porque sabemos que realmente están expuestas nuestras vidas, y detrás de nosotros hay mucha gente que depende de nosotros. Los directivos de la empresa nos han dado algunas indicaciones, y nos han dicho que el Gaula está pendiente de eso, pero no vemos a nadie acompañándonos”, dijo.