En el sector de Alameda del Río, en el norte de Barranquilla, una nueva preocupación agobia a la comunidad. Los andenes y vías de esta zona de la ciudad han empezado a ser invadidos por carritos o puestos estacionarios en los que se comercializan productos como comidas rápidas, dulces, frutas, quesos y hasta licores durante diferentes horarios.
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Rubén Naranjo, vocero de la plataforma social Somos Alameda del Río, sostuvo que los vecinos del sector corren el riesgo de que sus propiedades se desvaloricen y haya más inseguridad si no se pone un alto a este tipo de actividades en la zona.
“Las ventas informales se vienen acrecentando en Alameda del Río a tal punto que los andenes y boulevares del sector se ven invadidos de carritos de perros calientes, venta de queso y de frutas que no tienen ningún control de salubridad y que además ensucian el vecindario y dañan su imagen”, aseguró en diálogo con EL HERALDO.
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Naranjo explicó, además, que “hay varias personas que quieren arrendar o vender sus apartamentos pero cuando el cliente ve que hay vendedores informales por todos lados se llena de dudas e incertidumbres, entonces los proyectos habitacionales que hay aquí que siguen en crecimiento y van a tener que frenar en algún momento si no se le pone un alto a esta situación”.
El líder de la zona agregó que los residentes no están en contra del trabajo de los vendedores, pero sí en contra de la informalidad que promueven este tipo de puestos.
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“El derecho colectivo prima sobre el individual y lo correcto es que sí todos queremos un espacio público libre y tranquilo no haya personas en los andenes de nuestras residencias; hay que aclarar que no estamos en contra de la segregación de los comerciantes, pero sí hacemos un llamado para la formalización de los negocios y así el respeto a nuestro sector”, enfatizó Naranjo.
Por su parte, Jesús Rodríguez, otro residente del sector, mencionó que uno de los puntos críticos en Alameda del Río es el boulevard de la calle 117 con carrera 42B, donde se presenta el expendio de bebidas alcohólicas y música a alto volumen durante altas horas de la noche.
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“Esta zona era el lugar donde más salían los padres a pasear a sus hijos y donde los niños jugaban con total tranquilidad, sin embargo, de hace dos años para acá el sitio se llena vendedores ambulantes que comercializan cócteles, cervezas con música incluida en sus puestos, además, traen sillas para que la gente se siente a tomar. Hay ocasiones en que amanece y siguen ahí, lo que es inaceptable y afecta la tranquilidad de nuestro entorno”, dijo.
Rodríguez contó que la presencia de los vendedores informales fue, en un principio, de manera pacífica, pero ya se ha vuelto incontrolable.
“En su momento era bueno tener algunos vendedores por aquí porque algunos podían adquirir un almuerzo por la zona, ya que no es frecuente tener puestos de comida por aquí; sin embargo, era solo al mediodía y siempre eran los mismos, pero luego empezó a llegar todo el mundo con pimpinas de gas y fogones de carbón a querer montar su puesto, así que se volvió un desorden el sector y ya los materiales y condiciones de los puestos representaban un peligro por el material inflamable que utilizaban”, dijo.
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Para Mari Palencia, otra de las desventajas que tiene la afluencia de vendedores ambulantes en Alameda del Río es la caída en las ventas de los residentes con sus emprendimientos.
“Los vecinos nos organizamos desde hace un tiempo para crear nuestros propios emprendimientos como cocinas ocultas o ventas de cualquier producto a domicilio, pero las ventas callejeras afectan nuestra comercialización”, expuso la mujer.
En ese sentido, enfatizó que “se supone que esto es un barrio residencial y hasta cerrado de alguna manera, no tenemos por qué aguantar que alguien venga a poner su negocio informal en mi residencia”.
Aseguró que las autoridades vienen haciendo controles en la zona, pero algunos comerciantes hacen caso omiso de las recomendaciones.
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“Los puestos informales invaden la ciclorruta, el paso peatonal y las mismas calles por donde transitan buses y vehículos. Ya los agentes del espacio público vienen ayudándonos en diferentes horarios para que se respete a cabalidad la norma, pero hay algunos que esperan que se vayan los funcionarios para empezar a sacar sus puestos”, indicó.
María José Guerrero, una joven universitaria que reside en la zona, señaló que los problemas de movilidad aumentan más de lo normal con la llegada de los vendedores ambulantes.
“Las calles de nuestro barrio son pequeñas y con los puestos de comida informales no hay espacio para pasar en ocasiones con el carro y muchos de los residentes a veces no pueden ni ingresar a sus conjuntos porque está bloqueada la entrada por los vendedores. Si ya Alameda suele tener problemas de movilidad por otras cuestiones, ahora hay otro factor que afecta el tránsito”, expresó.
Por otro lado, Karen Coba se refirió a la proliferación de basuras que tiene el sector debido a los vendedores ambulantes.
“En muchas ocasiones los vendedores no recogen la basura que dejan sus productos como servilletas o restos de comida, normalmente las recogen en bolsas pero no las botan en la basura, sino que las dejan por las zonas verdes. Por eso es importante hacer un llamada a la colaboración ciudadana porque los vecinos que compran son los que perjudican a otras de su mismo edificio, incluso con la contaminación de las zonas verdes y espacios de esparcimiento de Alameda”, dijo.
Acciones del Distrito
La Secretaría de Control Urbano y Espacio Público de Barranquilla sostuvo que es “vital” intensificar los recorridos de control en los diferentes puntos críticos del sector de Alameda del Río por la problemática de vendedores informales y poca movilidad en la zona.
Para esto, el área operativa de Espacio Público puso en marcha un grupo operativo, los cuales están encargados de vigilar y controlar este tipo de problemática, pues están dotados con un vehículo, tipo camión, con el fin de realizar el desplazamiento por todas los sectores entre la carrera 43 entre calles 114 y 117; la calle 114 entre carreras 42B y 43; la calle 117 entre las carreras 42B y 43.
En ese sentido, la administración indicó que viene haciendo presencia con 14 unidades de vigías, 9 policías y un coordinador de espacio público, en el horario comprendido desde las 2:00 p. m. a 9:00 p. m., pues esta es la franja horaria crítica.
Entre las diferentes medidas correctivas que se han impuesto en el sector por esta problemática se encuentran 15 comparendos y 18 incautaciones por abandono, aplicando las sanciones por comportamientos contrarios al cuidado e integridad del espacio público.
Adicionalmente, el Distrito fue enfático en que “hay que seguir haciendo pedagogía a los habitantes del sector en las Juntas de Acción Comunal y convocatorias, ya que hay compradores que son los mismos moradores del sector, por lo que se reitera que la mayor colaboración hacia el bien común es no comprarles en la calle a estas personas”.