Durante la mañana de este martes, se realizó una mesa técnica con el que se busca fortalecer el programa de salud mental de la Universidad del Atlántico mediante la colaboración con EPS, Secretarías de Salud y Educación, y otras universidades del Caribe colombiano.
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El vicerrector de Bienestar Universitario, Álvaro González, destacó que el apoyo recibido de estas entidades y que se espera que de la reunión surjan estrategias claras para mejorar la salud mental en la región.
Lidia Romero, jefa del departamento de salud mental de la Vicerrectoría, abordó la situación de la salud mental en la Universidad del Atlántico, destacando la creciente necesidad de intervención en crisis desde antes de la pandemia.
Mencionó, además, el aumento en la frecuencia de “código rojo”, que identifican situaciones críticas donde los estudiantes necesitan atención urgente. A pesar del crecimiento de estos casos, muchos estudiantes optan por no recibir atención en entidades de salud debido a la demora en los procesos.
Reiteró que la universidad busca mejorar la articulación con el sector salud para ofrecer respuestas más rápidas y efectivas a las necesidades de salud mental de los estudiantes.
“En septiembre, se registraron 60 casos de código rojo. Necesitamos seguir perfeccionando los protocolos de prevención, intervención y post intervención garantizando el bienestar emocional de los involucrados”, agregó Romero.
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La abogada Margarita Jaimes de la Defensoría del Pueblo indicó la necesidad de que se realice un próximo encuentro en el que asistan los directores de las diferentes entidades de salud ya que en esta primera mesa técnica enviaron a representantes que no tienen la autoridad de tomar decisiones.
Alexandra Juan, representante de Mutualser, informó que tienen un programa para la atención de salud de estudiantes, en el que no se requiere ser remitido por un profesional médico, sino que solo con llamar se programa una cita para Máximo tres días.
La doctora Sarith Roscán, líder del proceso de salud mental de Sura EPS, destacó la importancia de conocer los recursos de salud mental disponibles, incluyendo una línea de atención permanente para apoyo psicológico.
Informó sobre la colaboración con la Universidad de Atlántico para atender casos de estudiantes con intentos de suicidio, resaltando que a veces los estudiantes no responden ni asisten a las citas. Animó a los estudiantes a aprovechar las oportunidades de atención prioritaria que se les ofrecen, ya que muchas citas quedan sin utilizar.
Hablan los estudiantes
Luis Aguar, representante de estudiantes, contó que recibió ayuda del programa de salud mental de la Uniatlántico e indicó que de este recibió una ayuda y procedimiento adecuado; sin embargo al llegar al centro de salud dadas las condiciones no óptimas decidió pedir alta voluntaria.
Señaló que al llegar al centro UNA, los estudiantes con problemas de depresión o ansiedad se encuentran en una sala de espera donde hay personas con trastornos severos, lo que crea un ambiente incómodo y estresante. Este ambiente puede llevar a los estudiantes a optar por el retiro voluntario.
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Además mencionó que tras su visita, nunca recibió seguimiento por parte de salud mental, lo que agrava la situación. El estudiante hace un llamado a la universidad y a la Secretaría de Salud para mejorar estas condiciones.
Óscar Méndez, representante de estudiante, mencionó la necesidad de preparar a toda la comunidad para realizar proyectos que promuevan a que el estudiante realice actividades lúdicas, recreativas y sociales para ayudar a que el estudiante se sienta acompañado.
“De qué sirve que en la universidad funcione bien el programa si cuando llega al Cari no le dan una buena atención y el problema continúa creciendo porque no hay una ruta de seguimiento ni acción, lo que lleva a que finalmente la persona tome la decisión de un hecho lamentable”, añadió.
Laura Sánchez, representante de la Junta de Ciencias Básicas, mostró la necesidad que los docentes sean capacitados en salud mental y en cómo actuar en caso de que se dé un caso que requiera una atención integral.
“Hay docentes que no son humanos y que algunos han hasta invitado a los estudiantes de física, por ejemplo, que si no estudio y no puede con el examen se vaya a tirar del sexto piso y esa no es una respuesta de un profesor”, expresó.
Angely Cordero, representante ante el Consejo Superior de los Estudiantes, enfatizó en la importancia de la salud mental como un problema de salud pública que debe ser atendido por el Estado. Propone crear alianzas entre universidades, estudiantes, padres y el gobierno para desarrollar políticas efectivas que aborden los problemas de salud mental, especialmente tras la pandemia.
Reconoció que el programa de salud mental de la Universidad del Atlántico ha sido oportuno, pero criticó la falta de respuesta del Gobierno nacional y pide mayor atención y acción a este problema.
Cabe precisar que la Uniatlantico invitó al Ministerio de Educación y al Ministerio de Salud para que hicieran parte de esta toma de decisiones y no asistieron al evento.