Angélica Bello es una bogotana que caminaba por la plaza de la Aduana en Barranquilla de la mano de sus dos pequeños hijos, con quienes visita por esta época del año la ciudad en plan de turismo, tomando fotos por acá y por allá, hasta que quedó irremediablemente atraída por la enorme locomotora colocada a manera de monumento en una de las últimas esquinas del sitio.
“Es un lugar muy bonito, está bien conservado. Sería muy bonito tener un poco más de historia sobre ella para poder conocer más del lugar”, explicó mientras terminaba de curiosear por el sitio.
En 2002 la locomotora fue instalada allí para hacer un homenaje en la antigua Estación Montoya a aquellos lejanos tiempos donde los trenes de Barranquilla jalonaban el desarrollo.
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No es la original que transitaba por los 14 kilómetros de vía entre el corazón de Barranquilla y el muelle antiguo de Puerto Colombia, esta es la locomotora Hudswell Clarke N° 4 Tipo 60 construida en Inglaterra hace exactamente 120 años para funcionar en la ruta de la Dorada, Caldas, y apodada en su momento ‘Doña Helena’.
Es la máquina existente más parecida al modelo Falcon N° 5 fabricada por la Falcon Engine inglesa en 1888 y que fue la locomotora original que trasportó todo el desarrollo al país, pasando por la tecnología de punta de la época, los automóviles que venían desarmados dentro de cajas, los primeros balones de fútbol y los inmigrantes que moldearon a Barranquilla a su imagen y semejanza. Y, como si fuera una rima en el tiempo, lo que una vez fue dentro de una semana volverá a existir, cuando sea habilitado el nuevo tren eléctrico que llevará a los ciudadanos y habitantes de Barranquilla a la recuperada playa de Puerto Mocho.
“Ya está listo el tren turístico de Las Flores, sus estaciones, la vía férrea, ciclorruta y el sendero peatonal que nos llevará a disfrutar de las playas de Puerto Mocho. ¿Quién no se emociona viendo este antes y después? Estamos cada vez más cerca de transformar este lugar en un gran polo de desarrollo turístico”, comentó hace unos días el alcalde Alejandro char.
Todos a bordo de la historia
El viaje inaugural de aquel antiguo tren del Ferrocarril de Bolívar está datado en 1871, cuando Colombia era diferente, el departamento del Atlántico no existía y Barranquilla apenas se moldeaba.
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“La génesis del proceso ferroviario en Barranquilla data prácticamente de entre 1865 y 1869. El Estado colombiano ya tenía perfilada esta parte norte del Caribe, y a pesar de que tenían puertos en Santa Marta y Cartagena, estos tenían un impasse, su comunicación directa con el río Magdalena era por sus caños respectivos, en este caso caño Clarín y el canal del Dique, que en épocas de verano quedaban prácticamente aislados”, explicó para EL HERALDO Helkin Núñez Cabarcas, historiador del Archivo Histórico del Atlántico en la biblioteca de la Aduana.
Así pues, tras los primeros intentos con sus correspondientes fracasos, empresarios alemanes llegaron a la ciudad para comenzar a darle forma al proyecto.
“Con la firma Hoenigsberg & Wessel, los alemanes comienzan a diseñar todo el proceso y el trazado. Es la base fundamental de 14 kilómetros que parten de la estación Francisco Montoya hasta la zona de Sabanilla”.
En este punto de la historia es cuando se asoma un nombre que lo cambiaría todo: Francisco Javier Cisneros, quien al poco tiempo se haría propietario del ferrocarril y del Muelle de Puerto Colombia.
“Había obstáculos en el camino e iban desviando la ruta. Esta línea que mantenía Cisneros iba de fracaso en fracaso, porque siempre se caía un tramo y había que desviar”.
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Sin embargo, entre tanto saltar de un lado para el otro, al fin un milagro natural apareció frente a ellos. “Llegó a la ensenada de la bahía de Sabanilla y vio un rompeolas natural, que es Isla Verde. Ellos prácticamente son los fundadores de Puerto Colombia, creando el campamento y las casas improvisadas a los empleados que trabajaban las 24 horas. Así llega el muelle, promediando el año 1888, cuando Cisneros entrega la obra al estado colombiano el 31 de diciembre, salvando la licitación”, añadió Cabarcas Núñez.
Los hijos del tren
Desde 1884 funcionaba la Barranquilla Railway Company, la empresa que administraba el tren. “Se consolidó el tren de pasajeros con dos estaciones: la de San Antonio de Salgar y la otra en Ciénaga Grande, que es lo que hoy en día es el barrio La Playa”.
Así por ejemplo, un pasajero de primera clase podía pagar 0.74 centavos por un pasaje de ida o 0.88 centavos por la ida y vuelta, en los viajes que salían de Barranquilla todos los días a las 7:00 a. m. y a la 1:00 p. m.
“A futuro creó unas exigencias: el acarreo y cobro del flete y la entrada de inmigrantes. Eso fue minando y debilitando la dinámica y a partir de 1930 se crea la idea de tener la carretera entre Puerto Colombia y Barranquilla, que es inaugurada en enero de 1932. En 1933 terminó el contrato en el mes de junio, que es cuando el estado decide comprar el ferrocarril y el muelle de Puerto Colombia y los sella. Ahí se acabó la bonanza”.
Sin embargo, lo que quedó del tren no se desaprovechó. Y de sus cenizas fueron naciendo sus hijos espirituales. “Años antes, a partir de 1890 un servicio adicional del Ferrocarril de Bolívar en Barranquilla, que es la historia de los tranvías. Llegan unos pequeños carricoches de seis a ocho pasajeros movidos a vapor. Pero esto fenece en poco tiempo, estos tranvías quedan abandonados en las estaciones y la malicia indígena sale a flote y alguien ideó que esos carritos podían moverse con mulos, caballos, burros y habilitan otra estación de caballerizas”, dando paso al actual carro de mula, próximo a desaparecer en enero de 2025.
La última estación
El último aprovechamiento al tren es, quizás, la mayor inspiración al actual eléctrico: la ruta desde el barrio Las Flores a la esquina de Puerto Mocho, cerca a los tajamares de Boca de Ceniza.
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“Todo se acabó. El puerto quedó abandonado. Una de las locomotoras principales la toman para adecuación de los tajamares, en este caso por el campamento de Las Flores. Y esta pequeña locomotora funcionó por muchos años, hasta mediados de los años ochenta cuando ya era un atractivo turístico. Todo esto es un paralelo de lo que ahora se está dando “, cerró Cabarcas.
El 30 de noviembre entra en operación
El próximo sábado 30 de noviembre serán abiertas las playas de Puerto Mocho y con ellas será puesto en funcionamiento el nuevo tren eléctrico. Rodará por los 2.5 kilómetros que se habilitarán para conectar a los turistas desde Las Flores hasta Puerto Mocho, donde se encuentra la segunda estación. Los 2 vagones, nombrados Mar y Río, son amigables con el ambiente.