A Joshua Sánchez y Juan Insignares los mueve la pasión por la historia y el amor por su ciudad. Su labor como vigías no les retribuye ni un solo peso. Muy por el contrario, a veces les toca sacar de su propio bolsillo y, otras tantas, hacen el esfuerzo por expandir su tiempo y abrir un espacio a las obligaciones como cuidadores del patrimonio de Barranquilla.
Sin embargo, la recompensa no es tangible. El premio es invaluable, porque reside dentro de ellos y nutre la pasión desmesurada que sienten por lo que hacen.
Los vigías del patrimonio tienen una tarea fácil de entender y, a su vez, compleja de aplicar: proteger y preservar los bienes culturales que refuerzan la identidad ciudadana.
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Sánchez era un joven arquitecto cuando incursionó como voluntario en el grupo de vigías en Barranquilla. Estaba estudiando en la Universidad del Atlántico y debido a que sus maestros le enseñaron acerca del significado de un patrimonio se unió al programa.
Uno de los primeros proyectos con los que inició el arquitecto fue el debate que se generó al conocerse que se quería demoler el edificio de la caja agraria, hoy día conocida como Torre Manzur y ubicada en el Paseo Bolívar.
“En ese momento estaba muy polémico el tema del edificio de la caja agraria. Nosotros, como estudiantes de arquitectura, tomamos la iniciativa para crear un espacio de diálogo y conversación sobre el tema. Invitamos a personas que estaban a favor, personas que estaban en contra. Recuerdo que hubo hasta personas que propusieron otras alternativas, como rodar el edificio”, recordó el arquitecto de 39 años.
Como resultado, los jóvenes lograron cambiar la opinión de la gente sobre el valor del edificio; acabaron con el movimiento que buscaba demolerlo, y pudieron publicar un artículo en la Gaceta del Ministerio de Cultura.
Actualmente, Joshua junto con un grupo de vigías crearon la entidad sin ánimo de lucro Corporación Sección Áurea, la cual lleva 15 años trabajando en la gestión de la Semana del Patrimonio en el mes de septiembre. En las quince ediciones el equipo ha traído a invitados nacionales e internacionales para continuar resaltando la importancia de preservar el patrimonio.
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“Nosotros vemos esto como un compromiso. Aquí tenemos arquitectura neoclásica, art déco y moderna. Asimismo, tenemos tantas manifestaciones materiales y tradiciones provenientes de los inmigrantes y de la región Caribe. Somos como un epicentro de todas esas culturas”, explicó Joshua.
Desde otro punto, Juan Insignares es un vigía más joven, tiene 24 años, estudió Economía y lleva cinco años ejerciendo la labor. “Esto va ligado a lo que uno hace desde su vida diaria. Pero no es algo institucional, porque todo lo hacemos por amor al arte”, expresó.
Desde joven estuvo interesado en la historia de Barranquilla. Insignares solía caminar las cuadras del barrio El Prado, el centro de la ciudad y otros lugares emblemáticos que encontraba fascinantes. Un día llegó al Museo Romántico y no dejó de ir.
El proyecto en el que trabaja actualmente es en restaurar la antigua casona que el historiador Alfredo De la Espriella convirtió en museo durante el siglo XX. Desafortunadamente, las instalaciones están deterioradas; sin embargo, la fachada y parte del primer piso fueron restauradas por los vigías, liderados por la arquitecta Madeleine Castaño.
Así, gracias a la adecuación de la primera planta para hacer exposiciones en el museo y otras actividades, el grupo de vigías ha podido recaudar fondos. “No son muchos, pero eso nos ha permitido seguir moviéndonos”, aseguró el joven.
Insignares se destaca como “afortunado”, pues pudo encontrar la forma de vivir de su labor. Actualmente es guía turístico, trabajo con el que puede pagar su maestría.
Sin embargo, hay jóvenes vigías que no logran conseguir un oficio relacionado y optan por trabajar en un call center u otra empresa que les quita tiempo para dedicarse a las actividades como vigía.
Cabe añadir que en el departamento del Atlántico hay 18 grupos de vigías compuestos por 346 personas, las cuales se enfocan en distintos proyectos como medio ambiente, gastronómico, artístico o arquitectónico.
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Su coordinadora es Blanca De la Puente Cárcamo, también vigía, y es arquitecta y especialista en restauración y conservación del patrimonio arquitectónico. “Es un acto voluntario. Nos une el interés de proteger, salvaguardar, difundir y disfrutar el patrimonio cultural”, comentó.
Por lo general, la financiación de los vigías es por medio del sector privado, como fundaciones, estímulos del Distrito, o de su propio bolsillo.
Vigías del Patrimonio
Katya Gonzáles es la fundadora de Vigías del Patrimonio. Hace 24 años inició este proyecto de voluntariado al ver que por su cuenta no podía proteger todos los patrimonios existentes.
“Con base en eso, empecé a darle forma a un programa en donde había que tener personas que te ayudaran. Debía tener todo un esquema para que se sintieran importantes y empoderarlos en esa tarea que íbamos a emprender, de manera que empezamos a tener un uniforme, un juramento y como unas líneas de acción”, señaló.
Quien la ayudó a dar el nombre de los voluntarios fue su padrino, Gabriel García Márquez. “Cuando le conté a él la idea, él me dijo que la labor es tan grande como cuidar el horizonte. Y ese mismo horizonte es cuidado por una persona que se denomina vigía. De esta forma, le asigné ese término”, recordó.
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El próximo miércoles 27 de noviembre cumplirán 25 años desde su creación. Al respecto, Katya comentó: “Estoy supercontenta porque uno cuando inventa un programa de estos piensa que las cosas, sobre todo en el sector público, cambiarán muchísimo”.
Asimismo, añadió uno de los más grandes logros del grupo de vigías: “Logramos que la Unesco diera el reconocimiento al Carnaval como un patrimonio oral e intangible de la humanidad. Ese reconocimiento que tenemos hace que protejamos y valoremos más la labor del vigía”.
¿Qué es un patrimonio cultural?
Para el experto en patrimonio Ignacio Consuegra se trata de una manifestación que está ligada a la cultura de las naciones. Para que pueda considerarse como patrimonio de la humanidad debe tener unos valores avalados por una comunidad. Es decir, debe haber una apropiación cultural.
“El concepto de patrimonio nació realmente con el concepto de monumento, los cuales eran los elementos arquitectónicos e históricos de los indígenas”, explicó el especialista. Y agregó: “En los últimos años se ha ido incluyendo lo que se conoce tipo de patrimonio, patrimonio tangible y patrimonio intangible. Entonces, el intangible es el que tú no puedes tocar. Tú puedes bailar el carnaval, pero no lo puedes tocar. También están las tradiciones, la parte culinaria y la conservación de paisajes”.
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Desde el Distrito
Juan Ospino, secretario de Cultura distrital, le dijo a EL HERALDO que gran parte de la oferta de la secretaría y en su deber misional están los vigías presentes, pues están cruzados en cada una de las actividades.
“Los vigías tienen en sus manos la vigilancia de todas las zonas de protección y, por supuesto, los requerimientos que ellos hacen de acompañamiento frente a alguna queja o una iniciativa ciudadana son atendidos, pero además de eso los lineamientos para la protección de todo el sistema patrimonial de la ciudad”, indicó.