El miedo que invade cada rincón de Campo Alegre desde que colapsó una de las torres de la unidad residencial Privilegios parece no disiparse con el paso de los días; por el contrario, el temor crece con la llegada de las brisas decembrinas que amenazan con seguir causando estragos en los ya deteriorados apartamentos.
Los vecinos del complejo habitacional Privilegios, ubicado en la esquina de la calle 89 con carrera 41, del barrio Campo Alegre, en la localidad Norte-Centro Histórico, lanzaron una voz de alerta porque la estructura de la edificación se sigue cayendo a pedazos.
Los habitantes del sector señalaron que la noche del sábado se sintieron fuertes brisas que estarían provocando la caída de algunas partes de las paredes de la unidad residencial. De acuerdo con la información de la Dirección General Marítima (Dimar), la velocidad de los vientos han alcanzado los 40 kilómetros por hora.
En comunicación con EL HERALDO, los vecinos dijeron que están preocupados por las condiciones de la estructura, puesto que temen que se repita la historia de la tarde del jueves 28 de noviembre, cuando colapsó una de las torres, matando a una mujer y dejando heridos a cuatro menores de edad que residían en el lugar.
“Llega diciembre y con él las fuertes brisas. En esta zona ventea bastante y nos da miedo que se caigan esos edificios y afecten nuestras viviendas que están al frente de esos edificios”, dijo uno de los vecinos a este medio.
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Los residentes casi no quieren hablar porque temen algún problema con la persona que arrendaba los apartamentos, de quien dijeron es un abogado que no han visto desde que ocurrió la tragedia que hoy enluta a la familia Carrillo Insignares.
También manifestaron que prefieren guardan silencio porque consideran que las autoridades han tenido oídos sordos para escuchar sus problemas y resolverlos. Aseguraron que desde el año 2004, cuando se conocieron de los primeros deslizamientos, reclamaron –una y otra vez– soluciones concretas: que reubicaran a las familias afectadas, les compraran sus inmuebles y los demolieran para evitar que fueran ocupados nuevamente, como finalmente ocurrió con Privilegios.
De hecho, la incertidumbre se ha vuelto una constante para las familias que viven en las casas vecinas de la edificación, porque hasta ahora no se les ha dicho si por fin van a demoler las cinco torres que aún permanecen en pie, pero con un avanzado deterioro.
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Desde la parte externa de la edificación se pueden observar las grietas, las llamadas zonas comunes llenas de escombros que caen de la fachada, las paredes y los techos. Algunos apartamentos sin ventanas y las zonas comunes llenas de maleza.
Según los vecinos que todos los días recorren la zona para verificar estado de los edificios de la unidad residencial, las torres se ven más inclinadas que en los últimos meses; razón por la cual, consideran que las autoridades deben intervenir y ordenar la demolición inmediata de toda la estructura.
Un grupo de ellos llegó la mañana de este domingo, después de asistir a la iglesia, para verificar alguna novedad en las edificaciones. Según contaron, en la noche se escuchó como caían pedazos de cemento, probablemente por la fuerza de los vientos.
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Ellos confían en que por fin las autoridades atiendan los resultados del estudio que han hecho ingenieros por solicitud del Consejo de Gestión del Riesgo del Distrito, según el cual, estos apartamentos son de alta vulnerabilidad, por lo que no se pueden habitar.
Las 22 familias que habitaban Privilegios al momento del colapso confían en que el Distrito de Barranquilla que los ayuden con el pago de arriendos.