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La iglesia San Roque es una de las edificaciones religiosas más importantes de Barranquilla, pero durante los últimos años ha enfrentado un deterioro significativo que preocupa a la feligresía local.

La parroquia, que se encuentra ubicada en el Centro de la ciudad, es un referente arquitectónico y religioso que ha presenciado acontecimientos importantes de la historia barranquillera, pero desde hace años la iglesia ha venido presentando diversos problemas en su estructura, incluyendo grietas en las paredes, filtraciones de agua y vitrales rotos que alguna vez relucieron como símbolo de arte.

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El sacerdote Ángel Mesías Ramírez, párroco de la iglesia San Roque, en diálogo con EL HERALDO manifestó que además de las deficiencias estructurales que se presentan, han tenido dificultades para el funcionamiento de la parroquia.

Orlando AmadorLa humedad ha afectado las paredes de la iglesia San Roque.

“Sus torres están muy averiadas. Se caen pedazos de las torres, las humedades internas, la parte eléctrica, los salones parroquiales están en mal estado; hay dificultades para el sostenimiento, para el funcionamiento de la parroquia”, explicó.

De igual manera, el religioso hizo un llamado a la Alcaldía de Barranquilla, entidades privadas y a las personas que puedan aportar un grano de arena para el mantenimiento de la iglesia, a través de la donación de materiales que permitan avanzar con las obras.

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“Este es un llamado para que juntos transformemos esta iglesia, como juntos estamos transformando Barranquilla. Esta es una sensibilización para que la empresa privada, el alcalde Alejandro Char, el gobernador Eduardo Verano y todos los que queremos Barranquilla hagamos posible la ruta de la fe, que también visibilicen las hermosas parroquias que tenemos en el centro de la ciudad”, agregó.

Orlando AmadorTecho del antiguo bautisterio de la iglesia.

Alfonso Uribe, miembro del consejo parroquial, se sumó al llamado para reparar el templo: “El deterioro de la parroquia es muy notable; la humedad y el paso del tiempo está acabando con las torres y el llamado a las autoridades civiles, eclesiásticas y a la empresa privada es para que nos colaboren. Necesitamos de su ayuda para que nuestro templo no sea cerrado”.

Jorge Fernández es un ex habitante de calle que gracias a las ayudas de la comunidad religiosa ha logrado salir adelante y se dedica a ayudar en labores varias dentro de la parroquia, hoy en día cuenta con una familia y ha mostrado su preocupación ante un posible cierre.

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“En este momento hay una problemática que se nos está cayendo la iglesia por culpa de la humedad, hemos venido trabajando en eso gracias a gente que nos está colaborando con pintura, con algunas ayudas monetarias y financieras. Pero pedimos que nos sigan ayudando porque la iglesia es de todos y es un monumento nacional”, mencionó.

La comunidad ha realizado actividades como colectas para recaudar fondos, pero estos esfuerzos no han sido suficientes para cubrir los altos costos de una restauración integral.

Una labor social

Fieles a los preceptos que don Bosco –patrono de la comunidad salesiana, que por años se ha encargado del templo, la comunidad religiosa adelanta una labor social importante con los habitantes en condición de calle de los barrios aledaños.

Para ellos, la preocupación es que el posible cierre de la parroquia conlleve a que se suspenda este proceso y genere mayores afectaciones para estas personas.

Orlando AmadorEsta es considerada la segunda iglesia más antigua de la ciudad.

“Estamos rodeados de una situación social emergente, muy difícil. Tenemos migrantes de que vienen a Barranquilla quedan en las calles deambulando. Diariamente damos desayuno a más de cincuenta indigentes. Le damos algo a la persona encargada de las duchas para que los deje asearse. En la tarde sacamos pan y chocolate también para ellos. Además estamos haciendo trabajo pastoral con la gente más pobre de Rebolo y de San Roque”, indicó el párroco.

Posición de la Alcaldía

La Alcaldía de Barranquilla indicó a EL HERALDO que han apoyado la protección y recuperación de la iglesia de San Roque por medio de distintas acciones propias.

“Si bien la iglesia no está obligada a recibir intervenciones directas, se han otorgado exenciones tributarias anuales, que en 2024 alcanzaron cerca de $100 millones, como una forma de contribuir a su sostenibilidad”, sostuvo el Distrito.

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En la misma línea, expuso que “ahora hay unos nuevos requerimientos de mantenimiento y de sostenibilidad que le corresponden a la entidad en este caso la Curia o la entidad que representa legalmente a la iglesia”.

Orlando AmadorEl deterioro es evidente en distintos espacios del templo religioso.

Finalmente manifestó que si existe alguna propuesta de renovación, desde la Alcaldía están dispuestos a aportar, siempre y cuando se sigan los requerimientos que exigen. “Si existe algún tipo de proyecto formulado en esa dirección pues estamos abiertos a acompañar”.

Historia de la parroquia

La iglesia data de 1853 y su construcción se adelantó como cumplimiento a una promesa realizada por los habitantes de la naciente Barranquilla para honrar a San Roque, quien liberó a la ciudad de una epidemia de cólera.

La edificación es de estilo neogótico y en su momento se estableció como un proyecto de desarrollo de la ciudad en su época. En sus inicios, el templo era una pequeña capilla de madera, pero a raíz del crecimiento de la ciudad y la comunidad, se realizó su ampliación durante el siglo XX.

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Inicialmente fue un templo ilegal hasta julio de 1881, cuando monseñor José Romero, obispo de Santa Marta, la consagró como parroquia. El 17 de enero de 1996 fue declarado como monumento nacional por el presidente de la época Ernesto Samper.

A lo largo de su historia, la iglesia San Roque se consolidó como un espacio de espiritualidad y acción social. Durante la primera mitad del siglo XX, fue escenario de importantes misas, procesiones y actos comunitarios que fortalecieron la fe de los barranquilleros. Además, se destacó por albergar obras benéficas que beneficiaron a sectores vulnerables de la ciudad.

Orlando AmadorEl techo también se ha afectado por el paso del tiempo.

Cada 16 de agosto se celebra la festividad de San Roque, donde la iglesia reúne a cientos de personas en una celebración que mezcla la tradición, música y devoción. Este evento además de reforzar la relevancia espiritual, se ha encargado de mantener vivo el legado cultural que sigue siendo parte fundamental de la identidad de los barranquilleros.

Mientras las soluciones se dilatan, la iglesia San Roque sigue siendo un lugar de encuentro para cientos de fieles que, pese a las adversidades, continúan asistiendo y rogando por su recuperación.

Asimismo, la comunidad espera que este clamor no quede en el olvido y que las autoridades prioricen la preservación de este patrimonio invaluable para la ciudad.