Hay que enfrentar la realidad. Si usted está entre los 18 y 28 años podría ser uno de los más de 54 mil jóvenes que están en busca de trabajo en Barranquilla y Soledad.
Es decir, usted estaría dentro de ese segmento del 24,3 % de desempleados juveniles –tal como lo advirtió el Dane– que tienen en alerta a la ciudad y que están llevando no solo a una crisis económica, sino también social, a miles de familias en el área metropolitana.
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Problemática a la que se busca solución con urgencia no solo de parte de autoridades, sino también de la academia y, como no, los empresarios de la ciudad.
Juan Bernardo López Rodríguez, de 22 años, quien ya es profesional en negocios internacionales y estudiante de octavo semestre de derecho, además de consejero distrital y nacional de juventudes, tiene una visión desesperanzadora de la actualidad.
“Yo como joven identifico una situación que me preocupa. Que la ciudad esté en unos niveles tan altos de desempleo juvenil, que los niveles de empleo informal están en unos niveles tan altos, genera alerta; me preocupa que se va formando una situación de desesperanza frente al futuro”, manifestó.
Y es que donde hay hambre, es muy difícil que las personas se hagan con la ilusión del progreso entendido como cultura.
“A mí me pasó que un día llegamos a hacer una actividad en un barrio y uno de los jóvenes se me acercó y me dijo: ‘¿Cómo me vas a hablar de cultura y actividades, si en mi casa no hay comida?’. Esas son las cosas que preocupan”, resaltó.
A su turno, María Esperanza Cuenca, directora del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Caribe Colombiano (Ocsa), que hace parte del departamento de Economía de la Universidad del Norte, coincide en que las cifras generan muchos más problemas, más allá de la falta de ocupación.
“Disminuye el bienestar. Al mismo tiempo, empeora las condiciones para los jóvenes con menos oportunidades: los jóvenes bilingües por ejemplo, logran emplearse en los call center con un salario bastante competitivo; ahora bien a pesar del auge de estas empresas, la tasa de desempleo juvenil es superior al 12.1 % que se da para el total de la población. Una tendencia que es importante destacar es la de la informalidad, que suele ser superior en los departamentos de la región Caribe tienen tasas superiores a la nacional, y por encima del 50 %”, explicó a EL HERALDO.
Una lectura similar sobre la base de estos datos hace Manuel Fernández Ariza, presidente ejecutivo Cámara de Comercio de Barranquilla, quien ofrece la mirada desde el punto de vista de los empresarios de la ciudad.
“Una alta tasa de desempleo afecta a la economía, en la medida en que no se aprovecha el talento humano disponible que está en edad productiva y se genera rezago laboral en la población joven”, comentó.
En ese sentido, el líder gremial de la capital del Atlántico añadió que “también existen costos en bienestar social, ya que el desempleo juvenil puede perpetuar condiciones de vulnerabilidad o de pobreza, en los casos en los que los jóvenes tienen roles de responsabilidad económica en sus hogares”.
Se plantean soluciones
Desde los puntos de vista de cada uno de ellos, existe un punto principal: la educación para el aprovechamiento de las actuales oportunidades laborales en Barranquilla y su área metropolitana.
“En mi caso particular yo soy estudiante de la facultad de Derecho de la Uniatlántico. La facultad tiene una línea marcada al derecho penal, al litigar, pero resulta que Barranquilla es una ciudad portuaria y no se da el enfoque en estos temas que es donde podríamos tener un nicho de trabajo por la actividad económica principal de la ciudad”, explicó el joven Juan Bernardo López.
Desde la perspectiva de la academia, la directora del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Caribe Colombiano (Ocsa) de Uninorte puso en contraste las cifras de acceso a la educación, que todavía siguen siendo muy limitadas.
“Podemos encontrar, de acuerdo con una encuesta realizada por una alianza Uninorte-Goyn, que en Barranquilla que hay disparidades entre la educación que reciben los jóvenes y las demandas del mercado laboral. Es así como el 62 % de los jóvenes que trabajan declaran que no tiene que ver con su formación previa. Mientras que, alrededor del 80 % de los jóvenes que no trabajan proponen que esto sucede por no contar con la experiencia requerida. Un tema relacionado directamente tiene que ver con la educación, pues si bien alrededor del 56 % de los jóvenes quieren estudiar, siendo el nivel educativo deseado el de profesional, pero su principal limitación son los recursos económicos y los empresarios”, destacó.
Mientras que, desde la Cámara de Comercio, se destacaron algunas de las iniciativas que están aplicando en procura de mejorar las cifras.
“El sector privado local trabaja activamente con la red de Global Opportunity Youth Network (GOYN), la cual busca generar cambios en las condiciones de vida de los jóvenes en el territorio. Por medio de Goyn se han adelantado programas que apuntan a mitigar esta problemática en el empleo juvenil, a saber: capacitación en inglés para el trabajo en el sector BPO, liderado por la Alcaldía de Barranquilla en alianza con Fundación Promigas y Eurocenter”, dijo Fernández.
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En ese sentido, también resaltó la “formación en servicio al cliente en el sector financiero, con participación del Grupo Bolívar, Davivienda y Grupo Energía y la escuela de habilidades sociales con enfoque técnico y habilidades blandas, a cargo de la Fundación Santo Domingo”.
Sin embargo estos esfuerzos son bastante recientes, de un par de años para acá. Eso que quiere decir que sus efectos demorarán en naturalizarse.
Visión global
Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se dio a conocer recientemente que el número de jóvenes de 15 a 24 años que no tienen empleo, educación o formación (“ninis” o NEET, por sus siglas en inglés) es “preocupante”, así como que la recuperación del empleo tras la pandemia de no ha sido global.
“Los jóvenes de ciertas regiones y muchas mujeres jóvenes no están percibiendo los beneficios de la recuperación económica”, evidenció.
Desde la OIT se ha reclamado una mayor atención al fortalecimiento de las bases del trabajo decente como vía para contrarrestar la ansiedad de los jóvenes ante el mundo laboral y reforzar su esperanza en un futuro mejor.
El informe de la OIT también reclama una “inversión mayor y más eficaz” para impulsar la creación de empleo con un objetivo específico para las mujeres jóvenes, así como reforzar las instituciones que apoyan a los jóvenes en sus transiciones en el mercado laboral.
Otra de las prioridades que se plantean corresponde a la integración del empleo y la protección social para los jóvenes, y abordar las desigualdades globales a través de la mejora de la cooperación internacional, las asociaciones público-privadas y la financiación para el desarrollo.
Iniciativas del comercio
Uno de los principales aliados en la lucha contra este flagelo ha sido el sector privado, el cual reconoce la importancia de mantener activa la fuerza de trabajo que representan los jóvenes.
Desde la Cámara de Comercio de Barranquilla, su presidente Manuel Fernández Ariza destacó a algunas de estas iniciativas.
“Hemos realizado estudios de brechas de capital humano en el Atlántico con el fin de fortalecer la pertinencia de los programas educativos y las competencias de los trabajadores requeridas por los empresarios. De esta manera, los trabajadores, y particularmente los jóvenes, podrían incrementar sus posibilidades en el mercado laboral”, detalló.
Además indicó que “hemos trabajado con la Gobernación del Atlántico y otras empresas privadas en programas que brindan formación a jóvenes en habilidades que les facilitan su inserción en el mercado laboral. La sinergia entre sector público y sector privado, articulando la formación en el marco del programa Pacto Caribe Stem 4.0 con la empleabilidad de los jóvenes talentos. A esta iniciativa se han sumado empresas como el Grupo Olímpica y Tecnoglass con un programa de empleabilidad, además de la Cámara de Comercio, que apoyará con su oferta de programas de desarrollo y mentalidad empresarial las nuevas apuestas de estos jóvenes”, agregó.
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Aunque resaltó que “en un escenario de moderado crecimiento económico y de crecientes costos laborales resulta retador para el empresariado aumentar la contratación de trabajadores. La última medición realizada por la Cámara de Comercio en octubre de 2024 indicaba que apenas el 11 % de las empresas pudo aumentar su planta de trabajadores, al mismo tiempo que el 15 % la redujo”.