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Conectar con la naturaleza y al mismo tiempo ver en esta una oportunidad de negocio se ha convertido en el sueño hecho realidad de las comunidades más vulnerables a través del Ecoparque del Suroccidente de Barranquilla, un proyecto que busca promover la conexión de la comunidad con el medioambiente y fomentar la integración de la población migrante venezolana asentada en los barrios de esta comunidad.

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Se trata de un proyecto liderado por el religioso Cirilo Swinne, un holandés que llegó a Barranquilla con el propósito de impactar positivamente en la vida de personas sumidas en la pobreza y la inequidad social en medio de los albores del Carnaval de 1977, y que desde entonces ha estado detrás de grandes proyectos.

Al hablar sobre este nuevo espacio, el padre Cirilo no logró ocultar la felicidad que le causa este nuevo lugar que será inaugurado este miércoles como parte del Parque Bicentenario, el cual, con este ecoparque, se extiende por más de una hectárea, destacándose por su biodiversidad y la conservación del medio ambiente.

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“Aquí se encuentra el hombre más feliz porque estoy aquí en un sitio donde se está haciendo realidad un sueño y es el de tener realmente en nuestro ambiente un sitio con mucha naturaleza. Cuando uno está aquí y mira esta agua con esta tranquilidad, uno también encuentra y respira tranquilidad. Aquí también podemos encontrarnos con los demás, lo que Colombia tanto necesita: espacios donde nos veamos, escuchamos, respetamos”, dijo.

Asimismo, señaló que el proyecto se inició en 2009 con la donación de un terreno por parte de la empresa Espumados del Litoral, y que años más tarde logró captar la atención y apoyo de diversas entidades, como la Alcaldía de Barranquilla, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y universidades locales que realizan investigaciones sobre flora y fauna. Además, destacó el uso de energías renovables, como paneles solares, y la recolección de agua lluvia para el riego.

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El padre afirmó que el objetivo principal del parque es ofrecer un espacio de encuentro para la comunidad, donde se respete y aprecie la naturaleza, y se trabaje en conjunto para construir un futuro mejor, favoreciendo tanto a los migrantes como a los habitantes de Barranquilla.

“La primera fase del parque se está completando, con planes de expansión que incluyen huertas para migrantes y senderos. La inversión total hasta ahora asciende a alrededor de 800 millones de pesos, pero esperamos lograr llamar la atención de más personas, entidades y empresas para continuar con la ejecución de la segunda etapa”, agregó el religioso.

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Pidió, además, el apoyo para el mantenimiento y vigilancia de los parques, ya que muchos se deterioran sin protección. “Se busca una colaboración de 10 millones de pesos mensuales para esto. Además, se planea desarrollar un vivero de 6.000 metros cuadrados con migrantes y una huerta comunitaria con un costo estimado de 3.000 millones de pesos, esperamos conseguir recursos nacionales e internacionales”.

Enfatizó en la importancia de la colaboración del Gobierno nacional .

Más detalles del proyecto

Harvey Ordóñez, uno de los líderes del proyecto de apoyo a la población en alto grado de vulnerabilidad, en Villa Caracas, un gran asentamiento informal con aproximadamente 3.000 migrantes venezolanos, afirmó que este busca integrar a migrantes y comunidades locales a través del ecoparque, utilizando el espacio público para fomentar la colaboración y la restauración ecológica.

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Ordóñez resaltó los retos de trabajar con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y organizaciones privadas, enfatizando la importancia de la integración comunitaria y la creación de un modelo replicable para otros asentamientos informales de migrantes. El ecoparque abarca dos hectáreas y media, promoviendo la coexistencia y el respeto por la naturaleza.

“Utilizamos este espacio como un modelo de utilización del espacio público para la integración de la comunidad migrante y la comunidad local, ese es el propósito del ecoparque e indiscutiblemente también con la línea de restauración ecológica Y apoyo a la biodiversidad del bosque seco tropical, que es la naturaleza nativa de esta región. Abrimos la puerta y mostramos esa necesidad de lo que es el apoyo comunitario y lo que es el trabajo y el BID vio la forma de contratarnos precisamente por esta experiencia de conectar con la comunidad”, agregó Ordóñez.

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A su turno, Donny Hernández, coordinador ambiental del ecoparque, destacó que trabajar allí es un privilegio, ya que busca restaurar el bosque seco tropical del Caribe colombiano y ofrecer un espacio para que la comunidad se conecte con la naturaleza.

Además mencionó que este espacio alberga diversas especies nativas como ceibas, bonga, árboles de caoba, roble morado y árboles que ya muy pocos se ven en el Caribe. En cuanto a fauna, se pueden encontrar aves como garzas, martines pescadores y mariamulatas, así como hicoteas e iguanas.

Agregó que para él, con este lugar “mágico”, se va a rescatar la biodiversidad y fomentar la apreciación del medio ambiente.

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“Creamos este espacio, lideramos este proceso, teniendo en cuenta la crisis que tiene el bosque seco tropical, que es nuestro ecosistema caribe, y es una apuesta también para que la comunidad se encuentre, pero que también, a la misma vez, vengan, encuentren este espacio, dialoguen, se encuentren con ellos mismos, pero que se encuentren también relacionados con la naturaleza”, exclamó Hernández.

Jeisson GutiérrezSe espera seguir trabajando en la construcción de más zonas verdes para contribuir al cambio climático.

Trabajo colaborativo

Johan Enciso es uno de los artistas involucrados en el proyecto de muralismo que acompaña y adorna al ecoparque. Con su colectivo Oasis trabaja en la creación de murales y en la enseñanza de arte a niños y adolescentes a través de su fundación, la cual ha logrado salvar vidas a través de la pintura de los niños y jóvenes del sector.

Johan vive cercano al ecoparque y su familia está activa en el proyecto, participando en actividades y expresando su entusiasmo por las oportunidades laborales que surgirán, especialmente con la implementación de una huerta comunitaria.

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“Todos los vecinos de los barrios cercanos estamos a la expectativa de ayudar en esta construcción para que más gente conozca nuestra localidad y poder sacar el mayor provecho posible”, remarcó Enciso.

También extendió la invitación para que más adolescentes se unan a ser parte de la construcción de lo que será una de sus fuentes de ingreso a través del arte y el trabajo en equipo.