El consumo de energía en el país va en aumento. El crecimiento poblacional, los nuevos proyectos urbanísticos, los cambios de estilos de vida y las altas temperaturas en algunas zonas son algunos de los factores que han incidido en una mayor demanda de electricidad.
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Lo anterior no tendría que ser una preocupación para el sector energético; sin embargo, el retraso en la entrada de nuevos proyectos de generación se convierte en una presión debido a que se reduce la brecha entre la oferta y la demanda de energía.
De acuerdo con un análisis de las proyecciones de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) actualmente existe un déficit de energía en firme –es decir, la energía que es producida por las térmicas e hidroeléctricas en funcionamiento– para satisfacer la demanda, tanto en la vigencia actual como en períodos futuros.
Y es que los bajos niveles de los embalses, sumado al más reciente fenómeno de El Niño, han conllevado a que las plantas hidroeléctricas hayan reducido la cantidad de energía eléctrica generada en los últimos meses, lo que se ha traducido en un creciente riesgo de apagón.
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Según un informe reciente de XM –administrador del mercado eléctrico en Colombia–, se ha identificado que hasta el año 2029 se irá incrementando el déficit de energía debido a las diferencias notables entre las Obligaciones de Energía Firme (OEF) y la demanda de los usuarios.
Cabe aclarar que la proyección se realiza hasta el 2029, porque a partir de ese año no se cuenta con OEF contratadas.
En 2024, la demanda de energía fue de 82,084.9 gigavatios hora, presentando un aumento de 2.3 % en comparación con el consumo nacional de 2023, cuando la demanda fue de 79,982.1 gigavatios hora.
El panorama es más aún preocupante si se analizan las cifras por días. Actualmente la oferta a nivel nacional está en 240 gigavatio hora, mientras que la demanda ronda los 220 gigavatio hora. Es decir solo hay de diferencia de 20 gigavatio hora.
César Uparela, experto en temas energético, aseguró que esta cantidad equivale al consumo de un día energía de toda la región Caribe: “Esa es la magnitud de la problemática en que estamos. Una demanda que va aumentando cada día y una oferta no se mueve, cada día ese delta se nos hace más pequeño”.
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De acuerdo con el experto, “lo que se necesita con carácter urgente, es una nueva subasta por parte de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme)”.
En su concepto, este sería una de las primeras acciones que se deben tomar para aumentar la oferta de energía en el país. En dicha subasta, acotó, deberían participar firmas privadas y también públicas, así como consorcios públicos-privados para la construcción de plantas generadoras, en especial, plantas térmicas.
Indicó, además, que el retraso para el ingreso de los nuevos proyectos a la matriz energética es –en gran parte– la causa de que la oferta esté estancada. Puso de ejemplo que de los proyectos aprobados en el 2019, que debían entrar en el 2021, solo se hizo efectivo en el 17 %, mientras que el 2023 apenas entró el 27 % de los proyectos.
“Las talanqueras que el Gobierno le está poniendo a los proyectos es una de las causas por la que no ha entrado la energía en firme. Por otro lado, desde el Ejecutivo se quiere que las energías alternativas como de los eólicos y solares se consideren como energía firme, cuando esto no es posible. Los vientos en cualquier momento cesan, pues esa energía se convierte en una energía intermitente”, enfatizó.
Cabe anotar que se espera que a partir de 2026 la demanda se cubra, en gran medida, con energía solar, a pesar de que no se califica como energía en firme debido a su intermitencia natural. En ese sentido, su producción varía según las condiciones climáticas y no se contempla la generación durante la noche, cuando el pico de consumo es más alto en el país.
El papel de las térmicas
El presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco), Camilo Sánchez, resaltó la importancia del gas para la generación de energía y así garantizar la oferta necesaria para cumplir con la demanda.
“El gas ha sido clave para que las térmicas hayan generado, en su mejor momento, el 55 % de la energía firme del país y de la Costa. Por eso no nos apagamos en el momento más crítico, por cuenta de las térmicas”, sostuvo.
También destacó las térmicas de los departamentos de Boyacá, Cundinamarca y de Santander, las cuales funcionan con carbón, fueron fundamentales durante el pasado fenómeno de El Niño para evitar un apagón.
“Al Gobierno no les gustan las térmicas, pero tenemos que entender que hoy, cuando Ecopetrol se ha ido marchitando porque no seguimos buscando ni explorando, pues tenemos cada vez menos gas disponible y nos toca que venga importado”, explico el líder gremial.
En el corto plazo
Se prevé que este año se lleve a cabo, de acuerdo con la agenda regulatoria, una subasta. Pese a que esto es lo que vienen esperando los generadores de energía y toda la cadena, es primordial que haya señales claras y oportunas de inversión con el fin de garantizar el suministro de energía en los próximos años.
De acuerdo con los gremios, para la vigencia 2027-2028 se puede aliviar un poco esta brecha entre oferta y demanda. Sin embargo, esto se debe a la proyección de entrada de varios proyectos solares, los cuales no ofrecen la firmeza que requiere el sistema.
Además, están siendo considerados proyectos eólicos que históricamente han tenido dificultades para su desarrollo y su entrada aún es incierta.
El próximo 21 de abril se llevarán a cabo subastas de reconfiguración de compra de OEF para los periodos 2025-2026, 2026-2027 y 2027-2028. No obstante, dichas subastas de reconfiguración no están enfocadas en aportar más energía al sistema, sino en hacer una redistribución de los compromisos de energía firme entre los agentes.
Según las proyecciones de la Upme, acorde a lo observado en los últimos años, se prevé una posible una hidrología deficitaria, lo que implicaría tener que asegurar el acceso a combustibles fósiles para mantener operativa la generación térmica.
De allí, el llamado de toda la cadena energética de trabajar de manera comprometida en la puesta en marcha de nuevos proyectos de generación: “La estrechez entre la oferta y la demanda es tan mínima que cualquier retraso adicional en estas expansiones podría comprometer la capacidad de satisfacer la demanda eléctrica, según los estándares de confiabilidad establecidos”.
Es preocupante para el sector que este 2025 el margen entre la oferta y la demanda sea muy ajustado si se presenta un fenómeno de El Niño fuerte como el año anterior.
Más coyunturas del mercado
Se suma al sector energético otro “dolor de cabeza”: la falta de pago de los subsidios de los estratos 1,2 y 3 y la deuda de la opción tarifaria por parte del Gobierno nacional a las comercializadoras, las cuales, como Air-e y Afinia han manifestado en reiteradas ocasiones que le urge estos recursos para mantenerse operativamente.
Los gremios también han cuestionado la nueva fórmula de precios de energía en bolsa que estableció la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg).
Líneas de transmisión
Natalia Gutiérrez Jaramillo, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), manifestó que la preocupación no solo está en la ausencia de grandes proyectos, teniendo en cuenta que la demanda de energía está creciendo y el parque de generación no lo está haciendo en la misma velocidad, sino también en el atraso de las líneas de transmisión.
“Es decir, las grandes líneas por donde se transporta la energía tienen atrasos casi de cinco años y necesitamos la transmisión y la generación para poder contar energía y entregarle un servicio confiable y seguro a todo el país”, expuso.
Las medidas del Gobierno
Sandra Fonseca, directora de La Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales (Asoenergía), sostuvo que las recientes emitidas por la Creg con respecto al precio de escasez son parciales y no corrigen el fondo del problema de falta de competencia y expansión.
“No corrigen estructuralmente los temas del mercado y solo han llevado a trasladar mayores costos a los usuarios”, enfatizó.
La líder gremial afirmó que no se entiende por qué los usuarios deben responder por el riesgo asumido por algunos comercializadores en su contratación, con relación a las demoras en expansión de generación y transmisión, los desacoples de las tarifas, la no actualización de los indexadores de precios, pero principalmente, la falta de decisiones efectivas por parte de las autoridades.
Conozca cómo funciona la cadena energética en el país
El mercado eléctrico colombiano opera bajo un esquema que busca garantizar el suministro confiable de energía. En su centro está la demanda de electricidad, que representa la cantidad de energía que los usuarios necesitan en cada momento, dividiéndose en demanda regulada (hogares y pequeños comercios) y no regulada (grandes consumidores industriales). En ese sentido, para asegurar que esta demanda pueda ser atendida incluso en condiciones críticas, existe el concepto de ENFICC (Energía Firme para el Cargo por Confiabilidad), que representa la máxima energía que una planta puede generar de manera continua durante un año en condiciones adversas.
Este valor varía según la tecnología. Mientras que para las plantas hidráulicas depende de la disponibilidad de agua en sequía, en el caso de las térmicas considera el combustible disponible y la eficiencia; para las energías renovables se contemplan factores como radiación solar o régimen de vientos.
También se maneja el concepto de Cargo por Confiabilidad, que es un mecanismo de remuneración que pagan los usuarios del sistema eléctrico a los generadores para garantizar la disponibilidad de energía en períodos de escasez.
Este se asigna mediante subastas donde los generadores compiten por ofrecer su energía firme, incentivando así la inversión en nueva capacidad de generación. Adicional a esto, existen las Obligaciones de Energía Firme (OEF) que son los compromisos específicos que adquieren los generadores en estas subastas. Cuando el precio de la energía en bolsa supera el precio de escasez, los generadores deben entregar la energía comprometida.
Estas obligaciones están respaldadas por la ENFICC de cada planta y su incumplimiento conlleva penalizaciones. Este sistema integrado permite que la demanda de electricidad, que varía según patrones diarios, semanales y estacionales, pueda ser atendida de manera confiable.
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