Compartir:

El sábado primero de marzo de 2025, doña Daymara María Benítez Romero cumplió 67 años desde el momento en tuvo su primer aliento en este mundo.

La fecha de su cumpleaños coincidió con la primera gran celebración del Carnaval de Barranquilla, era un hecho desde que anunciaron la fecha del desfile de la Batalla de Flores: todos los caminos conducían que celebrara con sus amigas en el Cumbiódromo de la Vía 40.

Lea más: La reina Tatiana saluda a los carnavaleros desde su ‘Sinfonía de Pasión’

Pero al final hubo un obstáculo que no pudo sortear, y no fue que el peso de los años le haya arrugado su corazón sincelejano, ni que le faltara juventud en el cuerpo para desafiar el calor en medio del jolgorio, al que fue con una sencilla camiseta azul de la Selección Colombia de fútbol, su pelo recogido en una gorra y su tez morena sin mucho arreglo y maquillaje, más allá del de la felicidad.

El verdadero gran problema es que no tuvo plata en los bolsillos para comprar una boleta para acceder a los palcos. Pero eso no la frustró. El contrario, demostró que el Carnaval no es un espacio físico, sino un sentimiento, un estado de ánimo que trasciende a todo.

“Yo soy de Sincelejo, Sucre. Pero vivo acá en Barranquilla, hace tanto tiempo que ya se me olvidó cuánto”, dice con un desparpajo muy natural, una vez que EL HERALDO le consultó sobre si era verdad lo que le gritaban sus amigas: que se fue hasta la Vía 40 a celebrar el cumpleaños, sin pudín, ni vejigas, a pleno sol currambero y con el coro del cumpleaños feliz ahogado por los tráilers de cantantes que pasaban a solo unos metros.

Tampoco pudo entrar y se quedó del otro lado de las vallas, viendo a la distancia lo que podía. Eso era suficiente para celebrar bien su cumpleaños.

“Estoy cumpliendo 67 años, pero estoy bien”, dijo con una facilidad a veces impropia de las damas para revelar el tiempo que han vivido.

No tuvo problema en carnavalear desde la barrera, en recibir un baño de espuma y una espolvoreada de maicena. Todo eso le encantó e hizo de la celebración de su onomástico mucho más especial.

Lea más: Barranquilla tuvo una nueva Batalla de Flores adornada de patrimonio y fantasía

“Ajá, le toca a uno, todo el mundo me ha apoyado en mi cumpleaños, lo importante es la actitud”, dijo soltando una carcajada.

Daymara seguro que no va a olvidar este Carnaval, porque a pesar de que no tuvo dinero para estar más cerca del desfile, la experiencia que ha vivido ni se compra en ningún lugar, ni se paga con todo el dinero que se gasta en las carnestolendas.