En la pista del aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena, un grupo de 80 artistas –entre músicos, bailarines y artistas– se encontraba ansioso a la espera de la señal, cargando en sus espaldas más dudas que certezas y con la única seguridad de que tenían que interpretar como nunca los bailes que desde hace años se tenían aprendidos de memoria.
Es que no todos los días se baila para un hombre santo en la fe católica. Ese día, los miembros de la cumbiamba Gallo Giro y el grupo folclórico Cipote Garabato, así como de la danza del Torito Ribereño y el Congo Reformado, además de la Banda de Baranoa, se presentaron ante su santidad.
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“Fue espectacular. De hecho fue de los momentos más lindos de mi Carnaval y creo que lo mencioné varias veces. Conocer al papa, a esa figura tan importante para nosotros que creemos tanto en la religión, que tenemos fe, era algo importante, aparte de eso siendo que era una persona muy humana, tan linda y de verdad que fue divino, la combinación de muchos sentimientos”, rememoró la reina del Carnaval 2018, Valeria Abuchaibe en diálogo con EL HERALDO.
Una pollera papal
Solo habían pasado unos cuantos días desde que a Valeria la habían nombrado reina para las carnestolendas del 2018 y la primera misión que le encargaron fue participar en la despedida del papa Francisco, para que se llevara la mejor impresión de Colombia en sus últimas horas en el país.
“Fue una locura. Me acuerdo perfecto que estaba recién elegida y poder ir a esa experiencia fue divino, me acuerdo del corre-corre, también había que hacer una pollera blanca, por todo lo que significaba, fue mi segundo traje de cumbia que hicimos, entonces tenía que tener todas las especificaciones, algo que reflejara como esa paz que él brindaba”, recalcó.
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Esa pollera todavía está en su armario, preservado como un tesoro, misma que sale solo cuando hay que recordar el momento, como el pasado lunes cuando la familia se reunió en torno a ella para recordar al santo padre.
“La tengo guardada. Esa es de las polleras más lindas y obviamente con ese significado. Justamente el lunes hablaba con mi familia de eso, qué bendición de verdad haber podido vivir ese momento y pues, yo no sé si el papa entendió que era el Carnaval y todo lo demás, pero fue lindo poderle mostrar lo que llevamos por dentro, lo que nos apasiona, eso es un honor”, aseguró Abuchaibe.
Sea como fuese, la pollera papal de Valeria capturó la mirada del argentino, que prestó atención a cada paso.
“Me acuerdo que mientras yo bailaba, estaba erizada todo el tiempo, era algo tan lindo y Francisco era una persona súper tranquila, se le veía la serenidad, el miraba atentamente, una experiencia inolvidable”, agregó.
Que los niños vengan a mí
Ese mismo sentido de orgullo experimentó Alejandra Santiago, reina del Carnaval de los Niños en el 2017, otra de las que hizo parte del grupo.
“Me acuerdo que cuando nos llegó la noticia, acá en mi casa, todos estábamos como ¿será verdad? ¿Qué tan cerca vamos a estar? ¿Qué irá a suceder? Estaba como muy a la expectativa”, apuntó.
Alejandra, junto a su momito Gabriel Primera, destacaban con sus trajes de garabato. Les advirtieron que una vez terminaran la danza, tenían que salir disparados a la presencia de Francisco.
“Había varios niños que nos acercáramos a esa línea. Apenas acabó nosotros enseguida caminamos hasta la línea súper rápido, porque enseguida una cantidad de personas de seguridad hicieron una cadena”, dijo.
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Sin embargo, los reyecitos supieron llamar la atención del sumo pontífice.
“No estábamos vestidos de blanco como los otros niños, sino de garabato, pomposos, llenos de colores y todo eso. El papa se detuvo un momento enfrente de nosotros, nos hizo la bendición y… uno siente como... Francisco transmitía una paz, una serenidad. Mi mamá me decía que si tenía algún momento de cercanía con el papa, pensara en un deseo. Y en ese momento, cuando nos hacen la señal de la cruz, me acordé. Nada más pensaba en los niños que estaban alrededor de nosotros, tenían algún tipo de discapacidad. Mi primer pensamiento fue que esa bendición iba también para todos ellos, que pasaban por dificultades mayores a las que uno tiene”, recordó.
Un rosario regalado
Esa tarde, horas antes del acto de despedida, a Isabela Suárez, una de las niñas que tocaba el guache el director de la Banda de Baranoa, Hilton Escobar, le encargó la misión de darle unos obsequios al papa en medio de la presentación.
“Tenía 11 años cuando el papa Francisco vino a Colombia y tuve la dicha de ir con mis compañeros de la Banda de Baranoa. Recuerdo mucho que el profesor Hilton, nuestro director, me llamó aparte y me dijo que confiaba mucho en mí y que por eso me escogió para darle este detalle en representación de todos los niños de la banda para el sumo pontífice”, dijo.
El regalo contenía una hamaca con la bandera de Colombia tejida y otras artesanías. Francisco le retribuyó el presente.
“Llegó el momento y dejé mi instrumento y me fui directo hacia él. Con la sorpresa de que no pasó nada, me dejaron pasar, tenía ese nervio de que me fuesen a devolver. Se lo entregué, me acuerdo que las palabras que le dije fueron: ‘Aquí está este pequeño detalle de parte de todos los niños de la Banda de Baranoa, muchas gracias, papa’. Él no me dijo nada, pero él me tocó mis manos y luego me dio la bendición y me entregó un rosario”, detalló.
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La Banda de Baranoa se quedó con el recuerdo, que venía enfundado en un estuche rojo. Un elemento muy sencillo, minimalista en color blanco, que esperan algún día sea exhibido en el museo que quieren construir.
Tras agradecer todos estos gestos de cariño, fe y reverencia, Francisco se despidió del presidente Juan Manuel Santos, su esposa María Clemencia y de todos los colombianos. Lanzó una bendición, que más que protocolaria, llevaba el sentido peso del amor y la calidez del agradecimiento, de quien se sintió querido. Una bendición carnavalera de quién se dejó ungir por la felicidad de una tierra que nunca se olvidó de él y por quien sus campanas doblan esperando que viva por siempre en la gloria.
El día que la Gigantona estuvo en el Vaticano con el papa Francisco
German Álvarez, de la comparsa La Gigantona, fue el Rey Momo del año 2017 y quien acompañó a Valeria Abuchaibe como parejo para despedir a Francisco la noche de la salida del papa de Cartagena.
“Fue una experiencia muy bonita. Primero la emoción de estar uno ahí y de saber que iba a ver al papa de cerca y que íbamos a mostrarle nuestra cultura”, dijo.
Sin embargo, un año más tarde, German volvió a tenerlo de cerca, esta vez en el mismo Vaticano, como feligrés.
“Con la Gigantona ganamos un portafolio de estímulo del Ministerio en circulación internacional y nos fuimos precisamente para Italia. Hicimos la presentación en un teatro y esa vez conocimos a un sacerdote, de Sahagún, Córdoba, el padre Andrés Paternina, que era una de las manos derechas de él allá. Nos hizo una invitación y nos dijo que al día siguiente el papa iba a dar la misa. Fui con mi esposa, los únicos de la comparsa, porque nadie más fue capaz de levantar cabeza porque la noche anterior se fueron de largo. Fue una emoción muy grande, no es cosa que se ve todas las veces, y bueno, y hoy estamos de luto por el papa Francisco”.