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Cocinar en leña diariamente o en el mejor de los casos en estufas eléctricas que funcionan con pimpinas de gas dejará de ser el inconveniente de muchos hogares en el departamento del Atlántico gracias a un proyecto que desarrolla la Gobernación conjuntamente con la empresa Gases del Caribe.

Y es que algunas de las viviendas de los municipios del departamento aún no cuentan con todos los servicios públicos, como sí ocurre en las ciudades capitales. En el caso de Sabanalarga, por ejemplo, con el pasar del tiempo han ido adquiriendo el servicio de energía y de agua potable, pero aún no cuenta en toda su extensión con el de gas natural.

Los residentes de Villa Alejo, un barrio que se construyó hace siete años en Sabanalarga, es uno de los que actualmente no cuenta con el servicio de gas natural, por lo que desde hace algunos meses vienen solicitando la instalación de las redes para mejorar sus condiciones de vida.

En ese sector del municipio, cocinar es un verdadero golpe para el bolsillo, puesto que utilizan estufas eléctricas para preparar los alimentos; antes utilizaban pimpinas o pipetas de gas, las cuales –según los usuarios– no tiene una duración extensa y su costo es alto.

Ángel Castro, habitante del barrio, contó que comprar las pipetas durante este tiempo le ha resultado 'tedioso', pues para poder adquirirlas le tocaba llegar hasta la Cordialidad y no siempre encontraba, por lo que tenían que trasladarse hasta otro municipio.

'Empezamos con la estufa eléctrica cuando normalizaron el servicio de energía; entonces, compramos una pipeta de gas y es lo que estamos usando hasta ahora para cocinar. Al principio teníamos que desplazarnos hasta la Cordialidad para comprarla. Al ver la necesidad, los tenderos están expendiéndolas y también los tanques de gas', dijo Castro.

Sin embargo, a pesar de que en el barrio se ha facilitado la compra del servicio y cuentan con el recurso de las estufas, otro habitante comentó que le sale 'muy costoso' adquirir las pipetas y, además, se presentan algunos inconvenientes al momento de cocinar.

'Lo difícil es cuando uno está cocinando, por ejemplo, el desayuno y se acababa el gas, ahí queda sin terminar la comida y nos toca correr para conseguir la pipeta. Evitamos hacer comidas que duren mucho para la preparación porque se consume rápido el gas y toca volver a comprar pipetas', expresó Giovanni Blaschke, habitante de Villa Alejo.

En algunos corregimientos, cuando se acaba el gas las familias acuden a los fogones con leña, una práctica que afecta la salud de las personas por la inhalación del humo.