Acostumbrados a sentarse en las terrazas de sus hogares o en la plaza principal, la cual está rodeada de seis calles, los habitantes del corregimiento de Aguada de Pablo, un pueblo de pescadores del municipio de Sabanalarga (Atlántico), no solo quieren navegar por las aguas de la Ciénaga de El Guajaro sino por la red de conexión que los puede unir al resto del mundo.
Aunque los cerca de 6.500 habitantes aprovechan esa falta de conectividad para vivir en mayor comunión con la familia y los vecinos, algunos echan de menos la posibilidad de vivir la experiencia del mundo digital.
Sentados en las terrazas de unas casas que aún tienen la huella que dejó el agua que inundó a este pueblo tras el rompimiento del canal del dique en 2010, observan a lo lejos, mientras ven cómo pasa el tiempo… Y cómo pasa el cerdo que corretea a las gallinas.
Algunos no se logran acomodar en las terrazas, mucho menos en las canoas. Van hasta la Plaza y se reúnen bajo los árboles de limón a hablar de política, de cultura y del clima. No hay restricciones de edad, hay veteranos y jóvenes, y algunos venezolanos.
A diferencia de los grupos sociales en las ciudades, a ninguno de ellos se les ve haciendo uso del teléfono celular durante la conversación, la cual es amena, se ríen y hablan sin alzar la voz, en armonía con el ambiente silencioso que rodea el área central de Aguada de Pablo.
En medio de la conversación, Adaguth Berdugo, un habitante de esta población, levanta su voz para decir: 'Nos avisas con una llamada cuando salga esta historia, porque de lo contrario nunca nos vamos a enterar si fue publicada o no, porque no todo el mundo tiene internet, al menos no es público'.
Carel Rangel es una joven estudiante de enfermería. Ella hace parte de ese grupo de habitantes de Aguada de Pablo que sueña con tener conexión con el servicio de Internet.
Cada quince días va hasta el café de internet de Enilson Polo para entrar en sus redes sociales. Por una hora del servicio paga 1.300 pesos, pero esa cuenta se eleva cuando le toca hacer trabajos para la corporación en la que estudia.
'Con las tareas nos demoramos más de una hora, por lo que nos gastamos bastante dinero en los café internet', asegura la estudiante.
Según ella, una situación similar viven decenas de jóvenes del corregimiento. Por esa razón, cree que es necesario que el programa WiFi gratis debe llegar a su pueblo.
De acuerdo con el secretario de Informática y Telecomunicaciones de la Gobernación del Atlántico, Camilo Cepeda, en el departamento hay 36 corregimientos que cuentan con conectividad de 20 megas con un alcance de 50 metros a la redonda de las plazas. Otras cuentan con cinco megas.
'Tenemos 136 zonas WiFi en el departamento fuera de Barranquilla. Están priorizadas las cabeceras municipales y corregimientos con mayor población. En estos momentos no tenemos la manera para llegar a Aguada de Pablo', explica el funcionario.
Pero agrega que hay esperanza para esta jurisdicción de Sabanalarga después de un discurso prometedor del presidente Iván Duque en materia de tecnología. 'Tanto el presidente como la Ministra de las TIC se han comprometido con conectar el 100% de la población, es una bocanada de oxígeno para nosotros', dice.