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“O se come o se paga el servicio de luz”. Esa frase se ha convertido en una realidad para muchas familias en la costa Caribe colombiana ante las altas tarifas de energía, que ha conllevado a acumular deudas que superan los 2 billones de pesos.

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Esta compleja situación ha conllevado a que la empresa Air-e adopte una nueva medida, consistente en la suspensión diaria del servicio de energía por seis horas en los sectores con menores  índices de recaudo. Esta semana se puso en marcha en 13 sectores del departamento, generando alteraciones del orden público.

En medio de la “tensa calma” que se vive en el departamento a causa de la suspensión temporal de la medida, EL HERALDO se dio a la tarea de analizar la génesis de este nuevo capítulo de la extensa crisis energética que golpea a la región Caribe.

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Un equipo periodístico de esta casa editorial se trasladó hasta el municipio de Luruaco, uno de los más afectados por esta coyuntura. Este fue uno de los primeros territorios en sentir el rigor de los cortes diarios de energía, debido a una deuda que asciende a $32 mil millones.

A causa de las reiteradas suspensiones de energía –desde el 20 de julio–, las protestas no se hicieron esperar. La vía Cordialidad fue bloqueada en varias oportunidades por ciudadanos que rechazaron la implementación de la medida, teniendo en cuenta que afectaba “a justos por pecadores”.

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La situación es una verdadera encrucijada para los gobiernos municipales, a quienes el tiempo se les acaba para decidir si hacen un acuerdo con la empresa Air-e y asumen la deuda de los usuarios de los barrios subnormales y de difícil gestión. De acuerdo con los mandatarios de los municipios afectados, no cuentan con las autorizaciones pertinentes para destinar recursos para tal fin.