Rafael Ospino, párroco de la iglesia San José de Tubará, sorprendió a los asistentes a la eucaristía de este domingo con una particular forma de concluir la misa.
Para ponerse a tono con el Festival de la Yuca y el totumo, que se cumplió este fin de semana en ese municipio del Atlántico, el padre decidió transmitirle un mensaje a los feligreses como nunca lo había hecho.
Allí en la parroquia, en los minutos finales de la misa de siete de la mañana, los sonidos suaves del piano y la guitarra que caracterizan a la música cristiana, habitual en una celebración religiosa, fueron cambiados por el de la flauta e’ millo, la tambora y guache.
'El día que Miguel se muera, el día que Miguel se muera me llaman el vagabundo, ojalá ustedes lo vieran bebiendo en el otro mundo'.
El padre Ospino entró con un disfraz de monocuco mientras se movía al ritmo de la canción ‘Checazo Carnavalero’ del Checo Acosta. La primera reacción de los fieles fue de asombro y luego, terminaron aplaudiéndolo sonrientes.
El padre 'monocuco', acompañado de otros danzantes disfrazados, como la reina de la tercera edad de Tubará y otros, seguía moviéndose al ritmo de Checo Acosta.