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Producen oxígeno, purifican el aire, forman suelos fértiles, mantienen los ríos limpios y sirven como refugios para la fauna. Estás deberían ser las razones más 'fuertes' para proteger los árboles y luchar por su conservación.

Sin embargo, cada vez es más recurrente la tala de árboles, una práctica que genera 'consternación' a nivel general debido a sus impactos negativos.

Aunque en muchas ocasiones estas actividades se realizan con aval de las autoridades ambientales y estas plantas son remplazadas o compensadas por exigencias de ley, el daño es 'irreparable' para el medio ambiente.

Jennifer Guerrero, habitante de Malambo, calificó como 'inaceptable' el caso registrado recientemente en el boulevard de El Concord debido a que fue talado un 'centenario árbol' que mantenía con refrescaba la zona.

'Yo no estoy de acuerdo con estos actos porque necesitamos el oxígeno que nos brinda la naturaleza', dijo Guerrero.

El barranquillero Johan Parra, por su parte, sostuvo que el ser humano no logra darse cuenta del impacto negativo que causan los arboricidios en la naturaleza, lo cual pone en riesgo la calidad de vida de las personas.

'Creo que el ser humano debe pensar y mirar bien hacia dónde vamos y qué estamos haciendo, ya que por el beneficio de unos pocos no podemos afectar a todo un mundo con estas malas prácticas', sostuvo Parra.

Es preciso mencionar que la deforestación es un delito en Colombia y es sancionado no solo económicamente, sino que también es penalizado con cárcel.

Al respecto, el ingeniero ambiental Fausto Pineda explicó que los arboricidios tienen múltiples impactos negativos en las ciudades, tales como el aumento de la temperatura, la pérdida de la captura de gas carbónico, 'poca' presencia de la fauna citadina y disminuye los servicios ecosistémicos, paisajísticos y recreacionales a las comunidades locales.