Lo que sucede es que la burla, una de varias, es contra todos nosotros. Por eso, hay que apoyar los reclamos de los gobernadores y de los alcaldes de los departamentos y municipios que están siendo agredidos y de todos cuantos se expresen en contra de esa lamentable decisión.
Para nadie es un secreto que las redes sociales, salvo algunas excepciones, se han convertido poco a poco en un lodazal ideológico de desinformación y engaño. Es probable que con un ejercicio de selección cuidadosa sea posible mantenerse en ellas sin caer en las trampas de los algoritmos, pero eso supondría un desgaste que va en contravía de la naturaleza misma de esos espacios.
Esa insultante posición se suma a la intransigencia del Ministerio de Transporte, que continúa con su plan de cobro de valorización a los propietarios de los predios aledaños a los proyectos de vías 4G en el corredor Barranquilla - Cartagena.
Pero es innegable que, como ventaja comparativa, Barranquilla puede ofrecer una gran confianza en el suministro de agua potable a sus ciudadanos, una condición que empieza a ser cada vez más apetecible y que quizá logre marcar diferencias notables antes de lo que pensábamos.
A veces la disonancia es casi cómica: creo que buena parte de los lectores no sabe que el perifoneo desde los «carros de mula» está prohibido desde el 2014, y aún así, es posible que mientras leen esta columna, puedan escuchar la megafonía anunciando compra de chatarra. Cosas de mi pueblo.
Si bien no hay una respuesta concreta y contundente para resolver cada una de las emergencias recientes, por fortuna los trámites para intervenir el peligroso arroyo de la calle 85 ya están en marcha y se espera que eso mitigue una parte de los riesgos. Sobre lo demás, será tarea de las autoridades afinar las observaciones y decidir el curso a seguir.
Hay oficios en los que admirablemente se arriesga la vida para preservar la de los demás, personajes anónimos que enfrentan el peligro mientras los ciudadanos huyen o se resguardan. Bomberos, paramédicos, personal militar, los servicios de prevención y emergencias suelen olvidarse hasta que surge el desastre y se invocan.
Los clubes de fútbol suelen quedarse al margen de esos hechos, o se lavan las manos con excesiva rapidez, una actitud indolente con los aficionados, quienes al fin y al cabo se supone que son su razón de ser. Sin ellos el negocio del fútbol no existiría, por eso merecen más respeto y consideración.
En la región Caribe colombiana existen las condiciones para conformar de manera natural una incipiente megalópolis, integrando con mayor decisión sus principales ciudades: Barranquilla, Santa Marta y Cartagena.
No se trataba de un análisis técnico del proyecto, sino de un comentario sobre el descuido que se aprecia en los frentes de obra y el impacto que esto causa a los ciudadanos, que llevamos ya casi dos años soportando el desorden. Lamentablemente, esta semana continúan las actuaciones confusas.