Empero, las sanciones anunciadas no fueron selectivas, afectaron a Petro y al petrismo, que no nos representan, pero también al país y, lo ideal, es que las limiten a Petro y sus secuaces. Nadie se sintió agredido con lo de quitarle las visas al propio Petro, a sus funcionarios, a sus parientes, y a todo ideologizado o apoyador del petrismo.
Petro también estará padeciendo de colon hiperactivo. Las exageradas cifras de hectáreas de coca y su consecuenciales kilos de producción, más la baja incautación lograrán que el gobierno gringo mire hacia acá, para eso tiene a Marcos Rubio, quien está muy enterado de nuestra situación política, y de los apoyos gubernamentales a los grupos subversivos, ya denominados por Trump como terroristas narcotraficantes a los que prometió combatir.
La cosa es falta de alcalde, que un año después no se ha visto su gestión. Seguro ha pavimentado algunas callecitas urbanas, pero lo que le corresponde son las obras trascendentales, visibles, que aporten. Porque Puerto tiene los buenos ingresos que deben generar las urbanizaciones fuera del casco urbano.
González correrá el riesgo de que lo encanen apenas pise su país, y también la aguerrida María Corina, hasta hoy en una clandestinidad que seguro interrumpirá con su pupilo al lado. La cosa, entonces, parece que dependerá de la violencia tanto en la manifestación popular como en la represión que cause.
El cambio de año es simplemente pasar una hoja más del calendario, y las cosas seguirán como venían. O sea, no habrá vida nueva para la generalidad de las personas sino, excepcionalmente, para circunstancias específicas.
Suficiente que ahorita cambiaremos de año, o sea que casi llegó el 2025, para nada sirven los lamentos por lo que no fue, así que estamos ya inmersos en definir los propósitos del año nuevo.
Hasta los virus perdieron su prestigio. Hoy los combaten fácil, parecen ser frágiles, y lo que asusta son las bacterias, que las hay de todo tipo, hasta de dos patas, y que al revés de éstas, son difíciles de identificar.
Es que es muy difícil entender que los cambios forman parte de una evolución y que, al igual de lo ocurrido con la cantaleta petrista del cambio climático, modificar las propias convicciones para aceptar que las temperaturas comenzaron a cambiar desde la era del hielo y que el calentamiento global no se detiene ni se detendrá, así desde el gobierno inventen reglamentos.
Durante meses se devanaron los sesos buscando diseños ingeniosos menos costosos, pero no llegaba la musa, hasta que acudieron a la creatividad del arquitecto José Pérez Orozco, quien plantea revestirla en madera, con aspecto de embarcación de la época, una especie de nave encallada en el mar y el tiempo, a la que podría instalarse casinos, bares, restaurantes y demás.
Se trataba de una elección que podía definir el futuro del país, puesto que se iba de escoger a quién supondría factor de mayoría y que, de contar con un congreso coherente, se mantendrían las mayorías que hasta ahora han impedido los desvaríos petristas presentados ante la Corte.