La muy equivocada decisión del presidente Gustavo Petro, en Uruguay, de insistir en presentar como un acierto la violencia del M-19, utilizando además su poder para imponer de qué se habla en Colombia, exige salirle al debate a uno de los mayores y más dolorosos errores políticos de la historia nacional.
No creo que haya plata del gobierno para regalarle a la federación, pero al mismo tiempo un pilar institucional del país no puede caer.
Sin logros en reformas legislativas ni avances en seguridad, las buenas intenciones filosóficas solo se las lleva el tiempo. Es hora de que el gobierno piense en su legado: sin inversión, las cosas no cambian.
El poder político del sector esmeraldero históricamente protege la informalidad, en algunos casos, la ilegalidad. No permitir la creación de estándares le acabó haciendo daño a largo plazo. Con herederos sofisticándose y la llegada de jugadores internacionales, se abren oportunidades de valor agregado.
Ponerse de acuerdo en repartir recursos no es fácil, décadas después, varias leyes contempladas en la Constitución no han sido aprobadas.
Previo a las redes sociales, los colombianos compartían sus experiencias culturales. Recuerdan las voces de Yamid Amat y Juan Gossaín, las telenovelas del Canal Uno y el Canal A, pero también Betty La Fea.
La Amazonía no solo es ignorada por el gobierno, sino que también está olvidada por la sociedad en general. Las actividades de la región reflejan la composición económica de otras zonas rurales del país: Estado, comercio, agricultura, turismo, y minería.
La “apuesta” del actual gobierno colombiano solo por los demócratas, se empieza a ver increíblemente equivocada. Sus consecuencias serán dañinas, especialmente si Trump es presidente. Las voces que argumentaban no tomar partido interno no fueron escuchadas.
El éxito de las democracias no depende exclusivamente de obedecer a la voluntad de las mayorías, sino de garantizar las protecciones para las minorías.
Después del gran éxito en Montreal de la COP 15, donde se lograron 23 metas específicas para preservar la biodiversidad, en Cali se espera lograr dos grandes acuerdos: un mecanismo justo para acceder a la riqueza genética de zonas biodiversas y un mecanismo de seguimiento a los US$200 mil millones previstos para causas de conservación hasta 2030.