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Hace cuatro años, Aurelio Villa llegó a vivir a uno de los apartamentos del conjunto residencial Privilegios, en el bloque 4, más exactamente el 415, porque un amigo le abrió la disponibilidad para que se alojara ahí.

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“Me dijo: ‘duerme ahí hasta que te digan que te vayas’, pero primero pasó la tragedia”, comentó a EL HERALDO, mientras miraba desde la acera cómo poco a poco las familias evacuadas sacaban la ropa, sus medicinas y algunos objetos personales pequeños, en turnos de 20 minutos.

Precisamente, por una casualidad fatal, fueron 20 minutos lo que lo salvaron de morir, pues en la sala de su residencia fue donde cayó la loza y el techo del quinto piso, recibiendo el mayor daño.

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“Yo llegué al mediodía a recoger un computador, entonces vi unas piedrecitas caídas y le dije a la vecina de enfrente: ‘oye, esto se está cayendo, se está agrietando, esto se va a caer’. Pero como tenía que enviar unos documentos antes de las dos de la tarde, salí corriendo. Cuando estoy haciendo el envío, me llaman y me dicen que se había caído el edificio”, explicó.

Orlando Amador

En su mente solo llegó un pensamiento persistente: qué le habría pasado a las niñas que siempre juegan en el piso de abajo del edificio. Ellas quedaron sepultadas.

“Lo primero de lo que me acordé fue de las niñitas que siempre están ahí abajo jugando, en ese edificio prácticamente solo vivían dos familias”, se lamentó.

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Aurelio, que vive de tramitar papeles ante el tránsito y otras instituciones, la prisa le salvó la vida, pues el derrumbe afectó a lo que el llama su oficina, que es la sala donde tenía la mesa, papeles, su computador y un televisor que recién compró, al que le cayó todo el escombro encima.

“Estaba de carrera. Me tocó así, gracias a Dios. De salvar mis enceres, no hay nada que salvar. Voy a tratar de buscar documentos y algo de ropa”, describió.

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Orlando Amador

Sobre las víctimas, la mujer mayor y las niñas sobre las que cayó la estructura, dijo no conocer mucho a la primera, pero que las pequeñas son muy queridas por su forma de ser.

“La señora no la conocía, ella llegó a visitar a las nietas hace cinco días. A las niñas sí, porque ellas son de las que suben a jugar y saludan siempre, son muy bien educaditas”, cerró.

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Durante el transcurso del día el resto de afectados seguirán retirando sus pertenencias, auxiliados por el cuerpo de Bomberos, la Policía Metropolitana y el personal de la Alcaldía de Barranquilla.