Una reubicación digna es lo único que piden los habitantes del barrio Las Terrazas de la ciudad de Barranquilla, que al igual que sus vecinos en el sector de Campo Alegre, ven cómo sus hogares se caen a pedazos y no hay nadie que los ayude, mientras que los días corren y el riesgo de que una tragedia ocurra es cada vez más fuerte.
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De acuerdo con Tania Palma, vecina del sector, las casas se vienen agrietando desde hace varios años, pero nadie viene a visitar la zona.
“La casas se están rodando, si usted entra al barrio va a ver muchas casas dobladas, con el techo hacia abajo y con las paredes agrietadas. Desde que llegué aquí hace 10 años he visto cómo todo se va rompiendo a pedazos y siempre que hacemos un reporte nos dicen que no pueden venir porque esto es una zona de alto riesgo, pero entonces nunca vamos a tener una solución.
Nosotros no somos invasores, hemos invertido nuestro patrimonio invertido aquí y lo único que pedimos es que las autoridades vengan a ver cada casa”, comentó.
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Agregó, además, que con las lluvias han aumentado los daños en la infraestructura de algunas casas.
“Yo tenía algunas grietas en las paredes de la cocina y el piso que había hasta tapado, pero cada vez que llueve las paredes suenan como si fuesen a caer y es horrible para uno que está dentro de la casa, luego empezamos a ver que las grietas que tapamos se volvían a abrir y en mayor tamaño, así que dejamos de invertir dinero si no hay forma de resolver esto. Debería haber un trabajo de prevención de desastres en este sector y no atender la emergencia luego del desastre”, dijo.
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De igual manera, la situación que vive Oscar Palacio, persona de la tercera edad, es preocupante. Su esposa y él llevan años tratando de cubrir los daños en su casa con la esperanza de que algún día llegue la tan esperada reubicación que les prometieron en su momento.
“Tenemos más de 50 años viviendo aquí, nosotros llegamos cuando se hicieron estas casas y todo estaba bien, solo que con el tiempo se empezaron a caer, y no importaba, nosotros la arreglábamos cada vez que pasaba algo, sin embargo, vimos que era irreparable los daños, que todo era una inestabilidad del terreno.
Hemos tenido ganas de mudarnos pero hemos gastado mucho dinero para tenerla en pie y seguimos con la esperanza de que nos ayuden. Si pasa algo el día de mañana no hay quien nos apoye con los daños o a levantar los escombros, solo somos mi esposa y yo que ya casi no podemos caminar y estamos enfermos”, contó.
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Por su parte, Luna Hernández, adolescente que vive con su madre, mencionó que los daños en las viviendas han afectado a su familia en los servicios públicos.
“Hace una semana se cayó el techo por las grietas que venían abriéndose desde la pared, si yo ese día no hubiese salido donde una vecina la estructura me habría impactado, pero si bien no pasó, el daño ha sido grande, no tenemos electricidad y tampoco servicio de agua porque las grietas dañaron una tubería, entonces cuando nos dimos cuenta ya era tarde y se había botado bastante agua, tenemos miedo aho0ra que llegue el recibo. Creo que esto ya es un tema que tiene que manejar alguna autoridad que nos brinde una ayuda y que sea inmediata”, relató.
Mientras tanto, Kathia Zapata, comentó que tiene miedo de que en su vecindario pase lo mismo que ocurrió en Campo Alegre hace una semana.
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“Los que vivimos en este sector somos personas de edad avanzada o que vivimos con niños, entonces no podemos esperar a que pase igual que en otros sectores y se colapse el edificio para tomar una medida, queremos que nos reubiquen, pero que sea un proceso digno, que no nos ubiquen en el sur, sino que hagan valer la inversión que hemos hecho en nuestras casas. Ya esta zona no tiene arreglo, está bastante deteriorada y es peligrosa”, sostuvo.