Bonga, lluvia de oro, ceiba blanca, caucho morado, alistonias y mangle plateado son algunas de las doce especies de árboles que fueron sembradas en el quinto bosque urbano que crece en Barranquilla.
El espacio verde está pensado como un pulmón que mitigue la contaminación del aire y permita a la comunidad de Villas de San Pablo, donde fue construido, contar con espacios donde también puedan desarrollarse actividades al aire libre.
'En la medida que vayan creciendo los árboles generarán sombra y alternativas para que se realicen picnics y actividades de senderismo', dijo la directora del programa Siembra Barranquilla, Katia Navarro.
En esta área natural también habrá espacio para que aves, reptiles y diferentes especies puedan tener un nuevo hábitat.
Las especies fueron escogidas del manual de silvicultura urbana. Para su elección se tuvo en cuenta la adaptación al tipo de suelo y al clima de la ciudad, explicó Navarro.
Conservación. Para conservar la reserva natural, Siembra Barranquilla hace un control fitosanitario mensual de los árboles y un riego permanente.
'La idea es que en dos años las copas de los árboles estén lo suficientemente grandes para que generen la sombra necesaria que queremos lograr', agregó Navarro.
Durante la entrega del bosque urbano estuvieron presente líderes de Villas de San Pablo, quienes manifestaron la importancia de este espacio que embellecerá a la comunidad y asimismo mejorará la calidad del aire.
'Estamos agradecidos con la Alcaldía por darnos este espacio que mejorará nuestro entorno', dijo Iván Jiménez, habitante del sector.
Con la entrega de este nuevo bosque urbano, la ciudad completa casi 16 hectáreas de espacios destinados exclusivamente al desarrollo de 15.714 árboles, en su gran mayoría de especies de bosque seco tropical y otras especies ya adaptadas a la región.