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Carlos Ramírez ha dedicado 20 de sus 48 años a trabajar como taxista, oficio que le ha permitido subsistir con su esposa y dos hijos, uno de ellos ya se prepara para comenzar la universidad.

'Con esfuerzo salimos adelante, porque mi esposa trabaja, pero hay periodos en los que ha estado sin empleo y nos ha tocado sobrevivir con lo que gano con el taxi', explica.

Rodríguez asegura que sus ingresos diarios varían entre $150.000 y $200.000, pero de estos debe sacar lo de la 'tanqueada', la 'lavada' y la 'tarifa' que le paga diariamente al propietario del taxi. En esto se le va casi el 50% de su producido diario, el valor restante lo usa para los gastos propios de su hogar. 'La verdad no me queda para pagar salud y pensión, por eso tenemos Sisbén', agrega.

Por su parte, el venezolano Fernando Rodríguez, quien se dedica a la venta de Maltín Polar y agua, dice que sus ventas le pueden representar unos $50.000 en un buen día. 

'Me organizo con lo que gano, pago una habitación de $100.000, guardo una parte para enviar a mi familia e Venezuela y el resto es para mis gastos de transporte y comida', señala. Su jornada comienza desde temprano y termina cuando se oculta el sol.

Cada día compra los productos a un mayorista y su ganancia la obtiene con la venta ambulante. 'No me quedo quieto en un solo lugar, camino en varios sitios', señala.

Agrega que las ventas en esta temporada no están tan mal por la ola de calor.

Carlos y Fernando formaron parte de los 533.000 ocupados informales que había en Barranquilla y su área metropolitana en el segundo semestre de este año, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).