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Las autoridades educativas en Colombia tienen la lupa sobre la presunta venta irregular de cupos para el ingreso a los programas de especializaciones médicos-quirúrgicas en universidades del país, en especial, en Barranquilla y Cartagena.

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Tan solo el año anterior, la Subdirección de Inspección y Vigilancia del Ministerio de Educación Nacional realizó visitas técnicas con el fin de revisar las irregularidades denunciadas en seis instituciones de educación superior ubicadas en las capitales de los departamentos de Atlántico y Bolívar.

Este proceso se ha puesto en marcha debido a las denuncias recibidas por parte de jóvenes profesionales como Lucía*, quien desde los cinco años de edad soñaba con ser una “gran doctora” para seguir los pasos de su padre. 

“En mi pregrado me fue súper bien y prueba de eso es que desde sexto semestre fui becada completamente por mi alma mater y me gradué con honores”, sostuvo la mujer, quien cuenta con el anhelo de convertirse en anestesióloga.

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En ese proceso, Lucía se ha presentado en varias universidades de Barranquilla, Bogotá y Medellín, pero no ha logrado el cupo para empezar su formación como especialista: “De todas las universidades he salido con el corazón partido, porque solo entran los que tienen o una palanca o el que accede y tiene la plata para pagar por un cupo”.

No ocultó que, en varias oportunidades, ha tratado de acceder a un cupo a través de este “carrusel”. Sin embargo, no ha sido posible hasta el momento.

 “La primera vez me pidieron $80 millones y para poder asegurar el trato tuve que dar $60 millones, lo cual también cubre el hecho de que te digan cómo será la prueba y los diferentes filtros que debes pasar; aunque pagues y tengas tu cupo asegurado, se debe hacer todo como si fuera legal, para que no hayan sospechas, pero para mi desgracia hubo personas que ofrecieron hasta $150 millones y me dejaron por fuera”, recordó.

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Agregó que el valor del cupo depende de acuerdo con la especialidad y que son un número muy bajo que son ofrecidos por estas personas, que no tendrían vínculos directos con los centros de educación superior.

 “Depende de la universidad, pero normalmente de 300 personas que se inscriben solo hay espacio para ocho o hasta 12 cupos. Actualmente me piden $200 millones para poder entrar y cumplir ese tan anhelado sueño y es una cifra muy alta a la que no tengo oportunidad”, indicó. 

Puso de presente que en el caso de quedar por fuera tras la publicación del listado de admitidos, es posible que no recupere la plata invertida.

“Las universidades públicas son más limpias porque tienen mayor vigilancia; sin embargo, no están exentas porque lo que más pesa en el proceso de selección es el porcentaje de la entrevista y es ahí donde juega a favor la ‘rosca’ tanto para privadas como para públicas”, dijo la joven profesional.