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Desde que se inicia el mes de noviembre, la luz del Sol que se asoma por el este cada mañana le anuncia a Fernando de Jesús Varela que debe levantarse de su cama y comenzar a elaborar faroles para el inicio de la Navidad.

Animado por la brisa de fin de año, el farolero de ocasión va hasta la calle 17 de Barranquilla a comprar las estibas de pino que son la base principal del producto que fabrica.

Junto a varios compañeros de trabajo, Varela llega cargado de la madera a su casa, ubicada en el barrio Santa María, al surocciendente de la ciudad. Se trata de una vivienda humilde que se convierte para esta época en una fábrica de faroles improvisada.

La elaboración

El piso sirve de base para desarmar las estibas y cortar con una sierra cientos de cubos de pino, de unos 17 centímetros de largo y 1 y medio de ancho. Con una sola tabla de la madera son construidos, en promedio, 30 faroles.

'El pino es toda la estructura, de ahí salen los muritos (palitos) de los faroles', explica el fabricador mientras palpa el pequeño tronco. Para unir las cuatro partes que componen el farol, Varela utiliza tríplex. Él explica que cuando 'uno lo abre, él arquea y permite que las partes se unan, y el pino no lo hace', continuó explicando el farolero.

El 'proceso de empapeleo', como lo llama el fabricador, se realiza con papel celofán y pegamento de almidón. Luego de adherirlo a la base, se pone 30 minutos al Sol. 'El papel siempre queda arrugado, y el calor del Sol es el que lo extiende', indicó Varela.

El constante sonido del martilleo indica que se construyen muchas estructuras de faroles por minuto. Según el farolero, de 54 años de edad, solo 15 segundos le toma armar una de ellas.

'Ya llevamos 24 días trabajando y hemos hecho 600 faroles diarios', reveló el barranquillero, que hasta ayer había vendido más de 8.000 faroles, al por mayor.

Mientras Fernando le da las pinceladas finales con pintura de vinilo a los dibujos navideños que adornan los faroles, sus cuatro pequeños nietos y sobrinos se divierten jugando a ser faroleros, dos días antes de que el reloj indique que llegó el momento de prender las velitas dentro de los más de cinco faroles que su abuelo construyó para cada uno de ellos.

El significado del farol

Estos artículos navideños, conocidos también como faroles tradicionales, se han convertido en símbolo de las fechas decembrinas de épocas pasadas, las cuales aún son añoradas por centenares de caribeños que aseguran que 'esos viejos tiempos ya no volverán'.

Édgar Rafael Faria suspira y recuerda los años de infancia cuando su papá se esforzaba para que él viviera un feliz Día de las Velitas en La Arenosa. Junto a sus vecinos, el barranquillero se despertaba en la madrugada y prendía las velitas.

'Daría lo que fuera por vivir un diciembre como el de los años 97, 98 o 99'. Aunque sin un centavo en los bolsillos, era un gran día para mi viejo y para mí', contó Faria.

Para Diana Olivares, esta fecha es 'mágica', porque siempre era muy esperada por ella y su hermano. La mujer, que ya no vive en Barranquilla y que asegura que le 'hace una falta enorme la Navidad costeña', cuenta que su padre guardaba los faroles de los años anteriores, para 3 o 4 días antes de la celebración, comprar papel celofán y forrar las estructuras, en familia. 'Nos sentábamos a las 4 o 6 a.m. a prender los faroles. No dormíamos el 7 esperando la madrugada del 8. Luego desayunábamos pasteles o hayacas', relata.

Enriqueta González, una barranquillera que reside en Nueva Jersey, Estados Unidos, desde hace 24 años, dice no olvidar el pasar de los vendedores de faroles frente a su casa. 'Tampoco podían faltar las chispitas Mariposa y la gente sentada afuera de sus casas con sus familias. Tiempos imborrables que ya no regresarán, desafortunadamente', concluye.

EL HERALDO le preguntó a los usuarios que siguen la casa editorial en Facebook qué recuerdos tienen y cómo viven ahora el Día de las Velitas.

En los más de 90 comentarios obtenidos, las personas se mostraron nostálgicas con la fecha, y coincidieron en que la Navidad actual es 'muy diferente' a la de años anteriores.

Connotación religiosa

La celebración del Día de las Velitas es una fecha que se remonta a la época de la Edad Media. Según se establece en la Biblia, la llamada peste negra azotaba a Francia y sus habitantes decidieron clamar por sus vidas por medio de oraciones hacia la Virgen María. Asegura esta historia bíblica que la peste nunca llegó al territorio, y como muestra de gratitud hacia la santa, la población proclamó ese día en su honor. Al ser proclamado Pío IX como Papa de la Iglesia Católica, institucionalizó la celebración, llamándola la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. En Colombia, esta fecha es celebrada cada 8 de diciembre, y antecede la llegada de la Navidad.

Aunque el Día de las Velitas sigue teniendo una connotación religiosa, en Barranquilla es la ocasión en la que los niños salen con sus padres a disfrutar del alumbrado decembrino, y regresan más tarde a casa a prender las velitas.