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Más allá del transporte público que circula por la calle 17, a la altura de Rebolo, en este panorama urbanístico también intervienen vehículos con todo tipo de carga: desde el carro de mula que transporta frutas y materiales reciclables, hasta el bicitaxi con tres o cuatro personas. 

Este complejo panorama se asemeja a la actualidad del barrio: lleva una carga que pesa y es la estigmatización reforzada con el pasar de los dos centenarios de su historia. Al menos eso creen muchos de los 26 mil habitantes de Rebolo.

'Para ofender a una persona le dicen ‘pareces rebolero’. Hay que erradicar esa frase. Rebolo de lejos asusta, pero de cerca enamora', dijo a comienzos de esta semana la líder comunal Miladys Barraza, después de que aduciendo inseguridad los censistas del Dane se negaran a recorrer el barrio ubicado en la localidad Suroriente de Barranquilla, para recopilar la información de vivienda y población.

Agrega que Rebolo tiene otra cara que siempre ha querido mostrar, a través de unas disciplinas como la cultura, el deporte y las artes, o los valores con los que forman las instituciones educativas del populoso sector a partir de la infancia, como la honestidad, el respeto y la tolerancia. Pero estos terminan desvaneciéndose por esa carga rellena de maldad dirigida por unos pocos.

Y así lo comparte Miguel Ordóñez Pacheco, quien sostiene que 'no se puede tapar el sol con un dedo. Rebolo tiene sus momentos de inseguridad por algunos individuos que se camuflan entre la gente de bien y cometen aquí sus fechorías', manifiesta el hombre de 56 años de edad.

Su declaración se refleja en la lista de los 30 barrios con mayor número de casos de homicidios en Barranquilla, que comparte la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana, donde el barrio Rebolo lidera la tabla con 26 casos presentados entre enero y septiembre del presente año, siete más que en el mismo periodo de 2017. Mientras que la zona de El Bosque le sigue con 21 en 2018.

Deporte para bien

 Sin embargo, según cuentan los historiadores de Rebolo, su historia buena se desprende de los mismos orígenes de Barranquilla, donde el barrio es protagonista si se tiene en cuenta que 'los navegantes del río Magdalena que se asentaron en tierra firme de lo que instantes después fuera erigida en villa lo hicieron en territorios que hoy hacen parte de este barrio', relata el educador Jesús Alejandro Osorio.

Por eso, Barrio Arriba —como era conocido Rebolo debido a su posición geográfica junto al afluente— también se distinguió por ser pionero del fútbol con el estadio Moderno Julio Torres, cuyo remoquete precisamente es la ‘cuna del fútbol colombiano’.

Aunque, técnicamente, dejó de serlo hace más de dos décadas, cuando la capital del Atlántico se convirtió en Distrito Especial y Portuario, 'lo que conllevó a la organización de Barranquilla por localidades', añade Osorio.

La transformación tocó a Rebolo: ahora lo ubican desde el caño hasta la calle 24 y no hasta la calle 30, y desde la carrera 38 hasta la carrera 24 y no hasta la carrera 21, dejándolo sin el escenario deportivo, ahora en el barrio Montes.

Sin omitir otros sitios emblemáticos que forjaron su cultura, como el espacio de baile y encuentro social ‘La 100’ (Montes), y la sede de la danza ‘El torito ribeño’ (calle 17 con carrera 21).

Pero eso no ha sido impedimento para la idea de Miguel Ordóñez Pacheco, que consiste en formar a niños y jóvenes con valores, a través del fútbol. Entonces, lidera un equipo de fútbol llamado Unión Costa Caribe, el cual está conformado por aproximadamente 80 menores de edad, en su mayoría provenientes de Rebolo.

'Por semana, manejamos valores de amistad, convivencia, respeto y responsabilidad. Con esto tenemos la esperanza de tener un barrio de bien', sostiene el entrenador, quien agrega que practican el deporte en la cancha de la calle 15 con carrera 29, en el sector de la ‘Gota de leche’.