La muerte de un caballo en la ciudad amurallada volvió a prender las alarmas entre los activistas defensores de los animales.
Fue la madrugada de ayer
El equino se desplomó en inmediaciones del antiguo circo teatro o plaza de toros de la Serrezuela, en el histórico barrio San Diego.
Su deceso se produjo en una de las calles que hacen parte del recorrido habitual de los coches tirados por caballos que pasean a turistas.
Por eso se creyó que se trataba de un caballo cochero. Sin embargo, el director de la Unidad de Asistencia Técnica Agropecuaria, Umata, Luis Magín Guardela Osorio, dijo que no lo era, que el animal no tenía el chip que le fue implantado a todos los equinos que prestan el servicio turístico de coches, y que sirve para identificarlos.
Los animalistas, entre tanto, sostienen que sí era usado para jalar coches. Aseguraron que el caballo tenía marcas de las correas que se utilizan para tirar las carrozas de transporte de turistas, lo que, según ellos, comprueba su tesis.
No aparece el dueño
Guardela informó que el caballo había sido atendido el pasado martes por un cólico que presentó. Añadió que el veterinario fue a inmediaciones de las caballerizas de Chambacú, donde se guardan a los caballos cocheros, pero insistió en que este nada tenía que ver con estos. También afirmó que se desconocía la identidad del dueño y la actividad para la que era utilizado el animal.
Todo hace indicar que el caballo escapó de dónde lo tenían y se dirigió hasta la ciudad colonial, donde falleció.
Los animalistas denunciaron, en un plantón que realizaron en la plaza de La Aduana, que el caballo tenía herraje hecho con varillas, lo que daba idea de que estaba siendo utilizado para jalar coches. Además, que las herraduras maltrataban al animal.
Aunque el director de la Umata, dependencia del Distrito, dijo en conferencia de prensa que no se tenía conocimiento sobre el propietario del caballo, en un comunicado de prensa publicado en la página de Facebook de la Alcaldía, se dice que 'el caballo muerto ya había sido atendido por la Umata y se había prohibido su circulación.
El dueño del caballo muerto ayer (martes) desacató las advertencias de la Umata sacándolo a la calle'.
Ante esto, en el comunicado se planteó, inclusive, la posibilidad de demandarlo por maltrato animal.
Clamor de animalistas
Los animalistas, que protestaron por este nuevo suceso con caballos en la ciudad, clamaron por la suspensión del servicio de coches, por considerarlo un sistema de transporte de siglos pasados y que no tenía caso que se insistiera en este sufrimiento para los equinos.
La Alcaldía, de acuerdo a Guardela, no cambiará las políticas de protección y defensa de los caballos cocheros y tampoco suspenderá el servicio de paseos con carrozas.
Desde el año pasado se han impuesto algunas regulaciones al servicio de coches, como la prohibición del ingreso a la zona de Bocagrande; y la regulación del peso y talla de los animales. En los últimos doce meses se presentaron cerca de tres desplomes de caballos cocheros, en el Centro Histórico y Bocagrande.