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'Nereo, saber ver', el último libro del reconocido fotógrafo costeño Nereo López fue presentado anoche en la ciudad de Cartagena.

Amigos, hijos y personalidades del ámbito cultural que conocieron y disfrutaron la obra del artista, se reunieron en el Teatro Adolfo Mejía para ver de primera mano, y por primera vez, el libro que muestra imágenes inéditas y de los últimos trabajos realizados en Estados Unidos por el prolífico fotógrafo colombiano.

Durante el evento, que inició con la lectura de un homenaje póstumo por parte de la Alcaldía de Cartagena y la proyección de algunas de sus imágenes y entrevistas más recordadas, también hubo espacio para que quienes se unieron para hacer realidad este proyecto compartieran sus experiencias al lado del hombre que con su lente inmortalizó la entrega del Premio Nobel a Gabriel García Márquez, la visita de Pablo VI a Colombia y la caída del general Rojas Pinilla, entre otros trascendentales momentos que marcaron la realidad nacional durante décadas.

Jaime Abello Banfi moderó un conversatorio donde Antonio Celia Aparicio, presidente de Promigas; José Antonio Carbonell, editor del libro; Eduardo Serrano, escritor y crítico de arte; León Darío Peláez, editor de fotografía de la Revista Semana, y Liza López, hija de Nereo, recordaron cómo se inició y se cerró este fantástico libro que Nereo alcanzó a ver y hojear días antes de su muerte, el pasado 25 de agosto en la ciudad de Nueva York en Estados Unidos.

'La mayor complicidad para hacer este libro, la tuvo el propio Nereo. Él no solo nos abrió su estudio, sino también su corazón y el alma de sus fotografías para mostrar a un Nereo más personal, más íntimo', explicó José Antonio Carbonell en medio de la charla.

En 352 páginas, 'Nereo, saber ver' recorre los inicios de un aficionado intuitivo que se convierte en reportero gráfico y que finalmente da el salto para consagrarse como un reportero espontáneo, experimental y sobretodo libre.

Al final del evento, las notas de los boleros favoritos del también llamado fotógrafo del Carnaval de Barranquilla o el fotógrafo del pueblo, sonaron para dar paso a la alegría con la que quería ser recordado este sandiegano viajero y amante de las mujeres.

'Mi papá hizo todo lo que quería en la vida, por eso murió en paz, feliz, como quería ser recodado', dijo para despedir la jornada, su hija Liza López.