Cartagena. El altar de la Virgen de Santa Eduviges, ubicado en la parte exterior de la parroquia que lleva ese mismo nombre, en el barrio El Pozón, amaneció el jueves vacío. A las 6:00 de la mañana, cuando muchos de los habitantes se alistaban para llevar a sus hijos al colegio o se disponían a iniciar su jornada laboral, se percataron de que las rejas que protegían a la Virgen habían sido violentadas.
A un lado estaba un viejo candado, como si maleantes lo hubieran roto con una segueta, y la pequeña base que sostenía a la Virgen se encontraba desocupada. Allí solo había unas cuantas flores maltrechas mezcladas con algunas trazas de veladoras.
Tras percatarse del robo de la patrona del barrio, donada hace 17 años por el célebre escultor español Eladio Gil, quien hizo el monumento de la India Catalina, los vecinos no tardaron en informarle a la Policía.
Se trata de una Virgen tallada en bronce, con una altura cercana a un metro y diez centímetros, que podía ser vendida en una cuantiosa suma a coleccionistas o dueños de talleres de la zona. Sin embargo, luego de varias rondas por el sector Santa Eduviges y de otros del barrio, el paradero de la santa parecía un misterio.
Sin embargo, a las doce del mediodía, cuando los más pesimistas del barrio pensaban que la Virgen había sido vendida por los ladrones, llegaron las buenas noticias para la comunidad.
Entre maleza, luego de ser abandonada en una zanja, un grupo de niños que regresaba del colegio se topó con la escultura. Aunque parecía estar en óptimas condiciones, luego de mirarla con mayor detenimiento los pequeños se percataron de que presentaba algunas fisuras.
Según Velmis Bossio, representante de la Junta de Acción Comunal de El Pozón, al parecer, los ladrones intentaron romper en pedazos la Virgen para luego vender el bronce y así no generar sospechas.
Sin embargo, luego de varios intentos fallidos por romper la escultura, los delincuentes desistieron de sus intenciones, y, ante la presión de la Policía, la abandonaron entre la maleza.
Tras ser hallada por los niños, las autoridades la llevaron de vuelta a la parroquia de Santa Eduviges, donde es custodiada por las hermanas misioneras.
Según la hermana Palepa Aukausitia, misionera de origen australiano que comparte con la comunidad, la imagen será sometida a una restauración por los daños que le causaron los delincuentes.
Los vecinos rechazaron lo ocurrido y pidieron más respeto hacia la que es considerada su patrona.